"Los árbitros siempre echan a perder las pichangas, no dejan hacer un buen fútbol, que los dirigentes se preocupan por eso", expresó el jugador Sebastián Villablanca de San Luis tras el empate a uno ante la Serie de Honor de Cruz Azul.

Alberto Lagos de Cruz Azul sentenció que "una persona que no tiene un buen estado físico termina muerto y lo único que quieren es que termine el partido para irse luego a la casa y eso tiene que verlo la asociación, está muy mal estructurado el tema de los arbitrajes, siguen los mismos, no se renuevan".

Si un árbitro estuvo bien o mal depende de la tribuna de la cual se analice, sin embargo, las palabras de ambos deja en evidencia una crisis por la cual atraviesa el fútbol amateur y que a pesar de sus visiones con intereses propios de sus clubes, tienen un factor que es objetivo y que es el deterioro físico con el cual llegan al último partido del domingo ya que arrastra toda la mañana pitando en tres duelos consecutivo lo cual le impide estar encima de la jugada en el de Serie de Honor, afectando la correcta determinación referil.

Lo anterior tiene una explicación sencilla, los jueces de las asociaciones de Chillán emigran a las ligas rurales donde se les paga una mayor cantidad de dinero por menos partidos. Simple.

En Chillán se paga un total de $90 mil pesos por las nueve series del sábado y domingo, independiente de la cantidad de árbitros, mientras que en sectores como Pinto cancelan $70 mil por cinco series y $85 mil en San Nicolás.

Carlos Concha, juez de la Asociación Chillán, reconoce que el problema y ante lo cual reconoce que muchos de sus colegas emigran a las zonas rurales ante la oferta económica que también incluye pasajes. "Hay muchos que se van al campo el fin de semana y no hay árbitros para el amateur de Chillán y como hay falta de arbitraje uno tiene que estar en los tres partidos del domingo, entonces el de Primera se arbitra bien, el de Segunda más o menos y ya en Serie de Honor uno llega cansado".

Incluso el mismo Concha se ha visto obligado a estar en cancha toda la mañana del domingo en el campeonato de Anfa Chillán. "Al final uno llega cansado, una vez me tocó el de Serie de Honor entre Lucero y Estrella y tuve que hacerlo porque el colega no llegó", dijo quien a la vez pide incentivos para los hombres de negro como uniformes, sólo por citar un ejemplo.

Luis Rojas, presidente de Anfa Chillán, tampoco niega la diferencia económica y a la vez ve compleja la alternativa de igualarla, ya que los pagos se sustentan con los dineros que ingresan a la Asociación en cada encuentro y que corresponde a un pago de $1.700 pesos por jugador que dice presente en cada fecha. "Los árbitros son independientes de Anfa y todos sabemos que hay árbitros buenos, malos y regulares, pero lamentablemente todo esto es producto del costo ya que se van a arbitrar al campo y ganan el doble de lo que ganan en Chillán y es por eso que emigran a otros lados, no estamos capacitados para pagar $90 ó $100 por cinco series".

"A veces los jueces se pueden equivocar, pero también son responsables los técnicos, jugadores e hinchas que los insultan, pero no creo que con las personas que estamos no lo estamos haciendo tan mal, incluso se hacen cursos de capacitación", expresó sobre la realidad del referato chillanejo.

Rojas también estableció que el ideal sería que un juez esté en los partidos de Primera y Segunda Adulta y que uno distinto remate la más importante del amateur, sin embargo, "si un árbitro va sólo a la Serie de Honor le pagan $20 mil y ninguno quiere ir sólo por un partido ya que pierden toda la mañana y prefieren ir al campo".

Finalmente el presidente de Anfa Chillán estableció que el mayor pago en los campeonatos rurales es posible ya que dichos clubes no tienen los mismos gastos que los de los clubes del amateur, a lo cual se suma la facilidad de generar recursos en la misma cancha a través de la venta de productos vetados en las asociaciones de Anfa.

Partidos 3

Consecutivos arbitran generalmente los jueces del fútbol de Chillán en la jornada dominical. $90.000

Es de pocas palabras, pero en la cancha ha mostrado una personalidad irreverente y aún en formación.

Karym Desfadur le comienza a doblar la mano al destino, ya que el jugador Sub 20 de los Diablos Rojos, luego de pasos en los clubes del amateur como San Miguel y Manuel Rodríguez, más una breve estadía en Huachipato, recaló en Ñublense y a pesar de no haber sido considerado en las series inferiores, pasó a ser el jugador que más minutos suma para cumplir con el reglamento del Sub 20 en cancha. "Al principio sentí algo de presión, pero ahora siento que en la cancha estoy más relajado y estoy más metido en el cuento junto a mis compañeros, pero siento que aún me falta encarar un poco más, jugármela, rematar, siento que en eso me estoy quedando un poco, pero voy a tratar de hacer lo que sé".

"No me lo esperaba, ya que en la juvenil no jugaba y era uno de los cortados del año 98', pero esto es producto del esfuerzo, en mi mente siempre pesé que lo iba a lograr y que tenía que sacar esto adelante por mi familia, mi hija y mis papás".

Desfadur asume que quizás perdió un par de años producto de su propio carácter, sin embargo, asume que el nacimiento de su hija Josefa de un año ocho meses, le cambió la perspectiva de su vida. "Mi hija me cambió por completo, antes era un jugador inmaduro, antes era chacota, y desde que ella legó cambié el chip y pensar que lo que estoy viviendo me puede servir para mi futuro y para darle las cosas que ella necesite, por eso me esfuerzo cada día", remató el delantero que también cambia pañales y prepara mamaderas.

El diablo remató que está en una etapa de formación y que debe escuchar los consejos de quienes con más experiencia comparten su posición en el campo de juego.