El domingo pasado celebramos un día sin duda muy especial: el día de la madre. Fecha que desde hace años reúne a las familias de algunos países de américa para celebrar a la mujer que nos dio la vida.
Según la tradición esta festividad que se celebra en honor de las madres tiene su origen contemporáneo en una conmemoración llamada "Día de la Amistad de la Madre" y las "Reuniones del Día de la Madre" organizadas en 1865 o 1868 en que las madres se reunían para intercambiar opiniones sobre distintos temas de actualidad en diferentes partes del mundo. Igualmente los romanos llamaron a esta celebración Hilaria cuando la adquirieron de los griegos. Se celebraba el 15 de marzo en el templo de Cibeles y durante tres días se realizaban ofrendas para dar gracias por el ser que nos dio la vida. En 1914 el gobierno de Estados Unidos proclamo mediante una declaración oficial el día de las madres.
Semana antes ya nos podemos dar cuenta que el comercio y varias entidades públicas se comienza a preparar para celebrar a la "reina de la casa". Promociones, ofertas, liquidación y muchas sorpresas más ocupan las vitrinas de las casas comerciales con el fin de comprar el mejor regalo a la madre.
Pero creo que la celebración tiene que ir más allá que hacer un regalo, o un almuerzo especial con mamá. Este día tiene que trascender al comercio o a lo que las ofertas te pueden decir. Tenemos que ser consecuentes siempre con las personas que nos dieron el ser o que han estado allí siempre cuando la hemos necesitado. La biblia nos aconseja algo que deberíamos mantener: Honra a tu madre y a tu padre. Honrar es algo que todo hijo agradecido debería practicar. No sirve de nada y es totalmente incoherente que en el día de la madre llenemos de regalo a las mamás y después se vaya perdiendo el respeto y el cariño por esta mujer durante el año. Creo que es poco gentil que ese día sirvamos el desayuno, preparemos el almuerzo y después de esa fecha no hagamos nada especial para ellas.
Las personas felices trabajan en mantener sus relaciones sanas, con respeto, cariño y por sobre todo amor durante todo el tiempo. Comencemos a ser diferente a tener un sentimiento de gratitud constante por aquellas personas especiales en nuestras vidas y no solo esperemos un día para celebrarlas.
Por eso gracias a todas aquellas madres que durante todo el año trabajan abnegadamente por sus hijos, educando, trabajando, respetando y protegiendo a sus familias. Mi sentimiento hacia las madres es de gratitud y reconocimiento por tan destacado trabajo. No solo separemos un día para abrazar, besar y reconocer, sino que sea un actuar duradero y constante para esas personas que han sido especiales y han marcado la diferencia en nuestra vida.
Joaquín Pincheira Lagos Periodista y Coach de inteligencia