Los municipios y los gobiernos regionales realizan importantes inversiones para habilitar pasos peatonales, con el objetivo de proteger la vida de los peatones, que suelen estar en serio riesgo ante el comportamiento irresponsable de algunos conductores al hacer caso omiso, por ejemplo, de los cruces tradicionales claramente demarcados.
Sin duda alguna estos pasos son un aporte a la seguridad peatonal, pero junto a la inversión hará falta la contribución de los automovilistas, los que deben aceptar las reglas del tránsito y obedecerlas a cabalidad. Hay ciudades donde los pasos peatonales son respetados en un alto porcentaje y su presencia está generalizada en el sector céntrico, ahorrándose los municipios una millonaria inversión en los semáforos.
Sin embargo, en la mayoría de las ciudades la norma indica que mayormente no son respetados y los peatones que intenten hacer valer sus derechos corren el riesgo de ser atropellados, situación que dista mucho de ser civilizada y a la cual se deberá poner atajo.
En diversos puntos del país se han instalado pasos alimentados con energía solar en lugares de bastante tránsito, donde se analiza el comportamiento vial para ver la posibilidad de replicarlos en otras áreas. Su alimentación con energía solar permite advertir la presencia de peatones, con luces led que cambian de color y tachas de color que destellan intermitentemente. Son elementos suficientes para que los automovilistas tomen las providencias del caso y respeten la señalización vial.
Algo se ha avanzado en este sentido en los últimos años, pero es del todo insuficiente; más, todavía hay conductores que con frecuencia no obedecen ni siquiera los semáforos, a plena luz del día, instalados por razones obvias en los cruces más peligrosos. Qué se puede esperar en horario nocturno.
El ideal es que la ciudadanía responda a estos esfuerzos de los municipios y el comportamiento vial observe un mejoramiento sustantivo, para la seguridad de toda la comunidad.