Luego de 20 años, desde que la idea tomó fuerza, hoy el sueño de la Región de Ñuble está a la vuelta de la esquina, casi podemos tocarla. Fuimos testigos del día cuando la Presidenta Bachelet promulgó en Chillán la ley que selló su creación, y hoy observamos con menudo entusiasmo como ha comenzado la instalación de las obras físicas para que, en menos de tres meses, pueda habilitarse su Intendencia Regional y sus tres gobernaciones provinciales. Todo aquello se ve fantástico, pero nos olvidamos de algo, o más bien de alguien. ¿Quienes fueron los primeros defensores de esta idea?, ¿quiénes pusieron empuje, recursos y su propio nombre en un anhelo que al principio se tomó como una alocada quimera?
Hoy reconocemos con legítimo orgullo el trabajo que impulsó el Comité Pro Ñuble Región. Pero en Crónica Chillán, en el marco de su décimo aniversario, nos hemos propuesto no olvidar a los precursores de esta idea, aquellos que un 18 de mayo de 1997 se reunieron en un cabildo abierto para discutir la posibilidad de que Ñuble caminara por sí sola y estamparon su firma un 31 de julio de ese mismo año para dar vida a la iniciativa Pro Región de Ñuble.
Entre esos nombres figuran por ejemplo los hermanos Castillo Gajardo, Andrés y Jorge, inclaudicables impulsores de esta idea, así como lo fue también el recordado Padre Ricardo Sammon O'Brien, un gran defensor de nuestra cultura e identidad ñublensina. O el diputado Rosauro Martínez, quien presentó el primer proyecto de acuerdo en el Congreso; don Reinaldo Espinoza, quien fue su primer promotor desde la presidencia de la Cámara de Comercio de Chillán, junto a Alejandro Lama Lama. También la Sra. Berta Dueñas, una de las primeras mujeres en defender la causa regionalista, y don Orlando Villamán, quien con la camiseta roja de Ñublense hizo espacio en su vida y sus esfuerzos para llevar bien puesta la camiseta de su tierra.
La nueva Región de Ñuble no sólo requerirá de constructores, necesitará también de soñadores, de mujeres y hombres que la impulsen y motiven a aspirar los proyectos más ambiciosos, las metas más desafiantes y que se atrevan a ir contra la corriente para alcanzar los anhelos, aunque muchos les digan que son imposibles, que es una locura, que solo son molinos de viento, y les pongan limitaciones que impidan que pueda volar nuestra imaginación. ¡Qué sería de nuestro futuro como región si no siguiésemos fomentando a soñadores como Claudio Arrau, Violeta o Nicanor Parra, y también a gestores como don Vicente Méndez Urrejola!
La Región de Ñuble está a la vuelta de la esquina y la invitación hoy es a soñarla en grande.