Hace un tiempo, me detuve a pensar en el legado de este destacado acuarelista y profesor coterráneo nuestro, legado que no sólo abarca el ámbito de lo pictórico, o sus enseñanzas como maestro, sino también su contribución a la historiografía de Ñuble, como investigador de su cultura. Hernández dejó tres libros que destacan, entre otros escritos, y que debieran estar presentes en todas las bibliotecas comunales, colegios y universidades, considerados como lecturas básicas para el conocimiento de nuestra cultura regional. Mencionamos estos tres trabajos, producto de su silencioso aporte al acervo patrimonial de identidad.
Las artes populares de Ñuble, 1970 (reeditado el 2011). En este primer trabajo el profesor Hernández, en el cual muestra sus conocimientos de folclorólogo especializado, dándonos a conocer con maestría, el crisol y la ruta del arte popular que se produce tradicionalmente en Ñuble. Arte y Artistas de Ñuble, 1989. En este segundo libro, Hernández nos presenta al grupo de "mariposas plateadas y doradas" que son los hombres y mujeres muy destacados, que han nacido en Ñuble, y que han cultivado con gran disciplina y estudio, algunas de las líneas artísticas, llevándolos a conquistar lugares insospechados y a algunos de ellos, más allá de la urbe, definitivamente al orbe. Arte Mural de Chillán, 1996. Hernández Romero es el primer artista y estudioso que compiló la historia mural de la ciudad de Chillán, que la proyecta y vislumbra como la ciudad de los murales. Además nos entrega para la posteridad el inventario del patrimonio de la Pinacoteca de Tanagra, institución que presidió por varios períodos, el legado del pintor Pacheco Altamirano a la ciudad y el patrimonio de la Ilustre Municipalidad de Chillán.
Hernández falleció en Chillán en 1997 y hace unos meses falleció su viuda, la profesora, Graciela Vilugrón, quien en vida, realizó algunas acciones concretas con el legado material del que fue su marido, colaborando con una exposición pictórica, que se llevó a cabo en una Sala de Chillán y con la reedición de la primera obra mencionada. Hubiéramos deseado poder trabajar con ella, conversar junto a su archivo documental, para construir una biografía que diera cuenta del legado de los hermanos: Baltazar, Oscar y Sergio Hernández Romero, artistas y escritores, pero su quebrantada salud, del último tiempo, impidió concretar el proyecto.
Por otra parte, nos congratulamos al ver que la Escuela de Cultura Artística Claudio Arrau, de Chillán, le ha colocado a su Sala de Exposiciones, el nombre del profesor Baltazar Hernández, maestro de varios pintores vigentes. Hemos conversado con algunos de los que fueron sus amigos, profesores y artistas como él, como son, Carlos Abarzúa, Luis Guzmán y Sergio Vallejos, con los que hemos concordado que Baltazar Hernández, amerita una biografía y compilación de su obra escrita, tanto de los libros mencionados, como en sus artículos a la prensa y su correspondencia, para lo cual se da inicio a la etapa de reunión de sus escritos a la prensa y a privados, para resguardar la memoria de este genuino hijo de Ñuble.
Alicia Romero Silva Licenciada en Historia.