Desde hace algunas semanas vengo diciendo que en España estamos pasando del "Veroño" al "Otovierno". O sea, desde un verano con temperaturas que sobrepasaron los 45 grados en algunas zonas, ahora se viven momentos invernales. Granizadas impresionantes, ventarrones que marcan época, nevadas a muy baja cota e inundaciones que arrasaron pueblos enteros, con víctimas fatales y enormes pérdidas materiales.
Los árboles aún lucen verdes y recién, a poco más de un mes de que se inicie oficialmente el invierno, las hojas comienzan a caer de los árboles. O sea, otoño casi no hemos tenido.
Las informaciones que llegan desde Chile describen situaciones similares. Lluvias y soles durante un mismo día, fríos y calores en plena primavera. O sea, del "Invietoño" a la "Primarano".
Tristeza nos provoca que no tengamos una primavera tan bella como ha sido siempre. Y esperemos que el verano venga con moderación y no tengamos las condiciones propicias para que los incendios forestales arrasen con nuestros bosques.
El panorama que estamos viviendo a nivel mundial, se debe a lo que los especialistas llaman "cambio climático". Y ello es producto de nuestra propia irresponsabilidad ambiental. Contaminamos porque actuamos sin previsión, sin visión de futuro. Los que lucran, lo hacen pensando en su bolsillo más que en el entorno en donde habitamos. Riqueza monetaria por sobre el bienestar general.
No quiero ser pesimista, pero si no profundizamos en medidas correctoras, en nuestros propios hábitos de vida, dejaremos un paisaje lamentable y dramático para los habitantes futuros del planeta tierra.
Europa intenta adoptar medidas extremas. Por ejemplo, en el 2040, en España estará prohibida la circulación de vehículos motorizados propulsados por petróleo y bencina. Ya están vendiéndose vehículos híbridos, que funcionan con energías "limpias". La electricidad es la principal protagonista.
En los hogares, en la vida cotidiana, estamos todos reciclando primariamente. En nuestras casas tenemos basureros para los residuos orgánicos, para papeles y cartones, y para latas y plásticos. Los cristales también van separados. Para potenciar esto y transformarlo en hábitos, las autoridades ponen medios técnicos que facilitan el procedimiento. En cada esquina hay contenedores de diversos colores, para depositar las basuras correspondientes. Esto permite reciclar, mantener limpia la ciudad, rebajar considerablemente la contaminación…¡y no se ven perros callejeros!
Miguel Ángel San Martín Periodista.