En la crónica anterior nos referimos a los 142 años de la Logia "Tolerancia N° 12", la más antigua de Chillán y por su número, una de las más antiguas del país. En el ámbito masónico, una de sus preocupaciones más importantes ha sido la educación. En Chillán, aparte de los liceos fiscales, había varios colegios, además de todas las escuelas básicas. Pero educación laica no existía, y se notaba, entonces, comenzó a circular un anhelo, generar colegios de calificación laica en Chillán y todas las logias unidas (eran cinco, entonces) y aparece Concepción en el proyecto. La masonería local, constituyó una corporación. Con la ayuda de la personería del colegio Concepción de Concepción y su experiencia.
El 25 de octubre de 1979 se discute esta posibilidad, se designó un comité y después de un breve tiempo se pone en práctica esta actividad, ya el Comité, que siempre pensó en la seriedad de su proyecto se preocupó de los estudios pertinentes de factibilidad.
A estas reuniones asistía, en el carácter de invitado especial, un representante de la corporación penquista. Hasta ese momento trabajaron como residentes de la Corporación de Chillán, los profesores Luis del Villar Zarco y Luis Pinto Faviero, ambos profesores de la Universidad de Concepción y como rectores del Colegio Carlos Haquin Aguirre y Enrique Salinas Buscovich. Este último había sido director de la Escuela Normal de Chillán. Su experiencia fue vital para la buena selección del primer cuerpo de profesores, que era ni más ni menos que el equipo docente de mayor responsabilidad, por ser los primeros.
Si después de estas cuatro décadas, que están por cumplirse, uno llega a pensar en la historia de este Colegio, que en efecto, nunca esta idea fue una aventura, sino un proyecto muy de acuerdo con la seriedad de quienes lo pensaron y lo realizaron. Pensamos brevemente en su primer local: la casa de su primer presidente, don Luis Pinto Faviero, ¡Pura generosidad!
Ha sido tan responsable y eficiente la administración y la docencia de este Colegio, que hoy ocupa un local que debe ser uno de los más hermosos de Chile y en rendimiento escolar y académico, uno de los mejores de la Región, si pensamos en el San Buenaventura que está celebrando 232 años y el Seminario, hoy P-Hurtado, también con cifras centenarias.
Por Carlos René Ibacache I. Miembro correspondiente
por Chillán de la Academia Chilena de la Lengua.