Estamos entrando en Diciembre, que es el mes de los balances de vida, individuales, profundos y sinceros. Es el momento en que todos nos sentimos buenos y esperamos el fin del año con el entusiasmo de apretujarse con la familia, con los seres queridos, con los amigos del alma.
Llega diciembre cargado con buenas intenciones. Debemos ser positivos cada día, contagiando a nuestras esposas e hijos y cargándonos de esperanzas en los mañanas repletos de luz.
Alguien dijo una vez que las lágrimas lavan nuestras heridas, reflejan nuestras tristezas, comparten sentimientos de dolor. Algunos las ocultan llorando bajo la lluvia, otros demuestran que tienen esos sentimientos de verdad y lloran a cara abierta. Lo importante es vaciar la pena, convertirla en experiencia y vivir con serenidad. Otro afirmó que nada es para siempre, cuestión obvia si hablamos de la vida terrenal y porque la muerte es parte de esa vida. Simplemente cambiamos de estado. Morimos si nos olvidan, si no hemos sido capaces de dejar huellas en las almas ni enseñanzas en el corazón.
Una vez, Charlie Chaplin afirmó que el día más desperdiciado en la vida, es aquel en que no hemos reído. Y tiene razón, porque la sonrisa es reflejo de alegría, de felicidad, de satisfacción. Es lo contrario de la lágrima. Sonreír, en consecuencia, es mostrar al mundo que somos felices, que no hay nada que nos preocupe, ni que nos ahogue.
En medicina se dice que debemos reír mucho, que nuestros órganos funcionan mejor, que los laboratorios internos que tenemos desarrollan sus funciones a la perfección y que alejan los males del cuerpo y del espíritu. Y se afirma que quien ríe mucho cada día, vive más…no en años, sino en experiencias positivas, en iniciativas felices que logran las metas propuestas. Por lo tanto, debemos disfrutar con lo que tengamos, especialmente con el amor y las amistades. Lo material tiene su importancia, pero no es lo fundamental.
Si te estresan o te estresas, respira profundo y luego resopla con fuerza con el fin de expulsar lo que te agobia. Piensa en otras cosas, en las positivas, en las que te alegran, en las que te llenan de satisfacciones. Entonces verás cómo desaparece el estrés y te surgen las ideas para resolver lo que te preocupa y te daña.
Ya lo sabes. La vida en sí es una bendición. Sonríele siempre. No esperes que llegue diciembre para hacerlo. Disfruta del sol, descansa, haz ejercicios, no comas en exceso y desarrolla la amistad.
Miguel Ángel San Martín Periodista.