El smartphone es la pantalla preferida de los adolescentes, ¿se podría aprovechar su uso en la vuelta a clases?
La mayoría de los adolescentes chilenos tiene encendido el celular las 24 horas. Por su carácter portátil, es la pantalla que más los acompaña durante el día y, por consiguiente, todos lo llevan a la escuela. Lo utilizan en los tiempos libres y duermen con el teléfono en su habitación. Los estudios internacionales dicen que es la tecnología que los chicos más valoran y la que más lamentarían perder si mañana desapareciera.
El smartphone es la pantalla principal en sus vidas y en un futuro muy cercano, se convertirá también en la única.
Según la encuesta online Phone Life Balance realizada por Motorola, los chicos están muy pendientes de su teléfono: 9 de cada 10 niños y adolescentes, entre 10 y 19 años, revisan su celular tan seguido que nada cambia desde la última vez que lo ven. Y ante esa pregunta, sólo un 3% dijo que constantemente tienen algún nuevo mensaje o actualización en las redes sociales que chequear.
¿A qué se debe que los chicos revisen el celular con una frecuencia tan alta que no les permite encontrar nada nuevo en la pantalla? La respuesta, dice la doctora Roxana Morduchowicz, especialista en cultura juvenil, consultora de Unesco y autora del libro "Ruidos en la web". "Es la necesidad que tienen los adolescentes de estar permanentemente conectados. Ésta es una marca de identidad juvenil, mostrar que están disponibles para sus amigos, algo que les da pertenencia a un grupo y que fortalece su vida social, dimensiones fundamentales en esta etapa de la vida".
El principal uso que hacen los jóvenes de internet, en su celular, es comunicarse con amigos.
Con la vuelta a clases el celular en el aula es un tema controversial, ya que podría convertirse en un método útil en el proceso de aprendizaje de las asignaturas, según el uso que se le dé. Un buen punto podría ser que los educadores canalicen esta herramienta y busquen formas distintas de incluir los celulares como material de apoyo en sus clases. Estos dispositivos pueden entregar múltiples beneficios, es una manera muy efectiva de interactuar con los adolescentes por medio de un código comunicativo que conocen y al que están acostumbrados.
En cuanto a los padres, pueden hacer algo para que cuando los chicos vuelven a sus hogares no estén tan pendientes del celular, explica la especialista: "Por ejemplo, diversificar las actividades para el tiempo de ocio. Que además de interactuar con las múltiples pantallas, puedan ir a la plaza, al club, al cine, al museo, al teatro, ya que la diversidad enriquece el capital cultural".
Finalmente, hay que tener en cuenta que esta necesidad de estar pendientes y comunicados a través del smartphone, forma parte de la cultura juvenil del siglo XXI.