Si usted es de las personas que acostumbran a dormir siesta, no se aflija si le dicen que es flojo o carece de energías. Un reciente estudio médico griego confirmó que es bueno para la salud. Reduce la presión arterial y el estrés. El informe helénico abarcó pacientes con una edad promedio de 62 años. Otras investigaciones indican que mejora la capacidad de aprendizaje, tres grandes males de nuestro tiempo. Es bueno conocerlo porque mañana viernes se celebra el Día Mundial del Sueño.
El tema no es menor: el 45% de la población mundial sufre trastornos del sueño. Los chilenos, desde luego, no escapamos a este fenómeno: estamos durmiendo, con dificultad, 7,1 horas por noche. Menos que las 7,5 horas de hace una década. El 37,9% de las personas se levantan cansadas a iniciar la jornada. Somos líderes latinoamericanos en el consumo de pastillas para dormir.
El informe que comentamos tiene un sustento biológico: el ser humano pasa un tercio de su vida durmiendo. Por tanto, las alteraciones del sueño afectan gravemente su calidad de vida y no son un buen pronóstico de longevidad. De hecho, la Red Salud UC anunció que este año el lema de la jornada será: "Sueño saludable, envejecimiento saludable".
Las más recientes conclusiones internacionales coinciden en que dormir siesta no es sinónimo de flojera, sino de defensa de la salud. Es más, mejora el poder cerebral y el rendimiento laboral (datos para las empresas). En lo que concierne al trabajo, es una defensa del organismo. Está comprobado que, entre las 13.00 y 15.00 horas, el estado de alerta humano registra una caída, que no tiene relación alguna con el almuerzo, sino con el metabolismo.
Claro que no hay que abusar. La siesta no debe sobrepasar los 60 minutos. Es más, en muchos la recuperación se da en 15 o 30 minutos.
Existe también un factor cultural. En España, la siesta se considera algo normal. En Chile, en regiones, también. En cambio, en Estados Unidos es sinónimo de pereza. En el caso de Santiago, el punto avanza lentamente. Existen algunos "siestarios", creados por emprendedores, donde la gente pasa a descansar, previo pago de la tarifa del servicio, obviamente.
El lado b del asunto es que, a los menos, la pausa no les hace bien. Despiertan de mal humor, afectados por lo que se llama "inercia del sueño". A otros los afecta en el número de horas que duermen en la noche.
En fin, hay argumentos para todos. Pero la conclusión central es que "echarse una siestecita", como dice el habla popular, es bueno, si usted quiere trabajar mejor y, lo más importante, tener una vida buena y mejor. ¡Buenas noches! o, mejor dicho, porque de siesta se trata, ¡Buenas tardes!
Raúl Rojas, Periodista y Académico.