Por Catalina Garcés
Desde 2016 se desempeñó como profesora de Flauta Traversa en la Escuela de Cultura Artística Claudio Arrau León, pero ahora la docente Karla Valdebenito suspende sus labores en el recinto, con una mezcla de sentimientos que oscila entre la satisfacción y la nostalgia. Deja a un equipo de niños y adolescentes que se desarrollaron bajo su tutela en la ejecución del instrumento, pues desde abril próximo se traslada hasta Alemania para cursar un doctorado, en Leipzig.
La profesional se adjudicó una de las veinte becas que otorga el Servicio Alemán de intercambio académico. En la Hochschule für Musik und Theater Felix Mendelssohn, centrará su investigación en buscar la fórmula que hace exitosas a las orquestas infantiles de ese país europeo. La experiencia de Valdebenito la sitúa actualmente entre las grandes estudiosas del área, pese a su corta edad, pero busca seguir creciendo en este ámbito.
Tiene un alto nivel de alemán gracias a la capacitación que cursó en la Universidad de Talca, pero se perfeccionará todavía más en el Centro de Idiomas Carl Duisberg, de Berlín. En tanto, a contar de agosto se instalará en Leipzig, por un período que inicialmente proyecta en cuatro años, pero que podría llegar hasta los ocho, de acuerdo a los resultados que entregue.
La docente destaca el desarrollo de los músicos jóvenes en Chile, sin embargo, las cifras que recogen los catastros no se apegan completamente a la realidad, pues la permanencia de los proyectos son un gran obstáculo en diversas ciudades.
"Siento que en Chile, en general, el boom de las orquestas empezó en los '90 con Ricardo Lagos, con la herencia de Jorge Peña Hen y con el maestro Fernando de Rosas. Ellos empezaron con esto de Venezuela y de orquestas infantiles en colegios vulnerables. El registro de la FOJI llega como a las 600 ó 700 orquestas a nivel nacional. Y de esas 600, yo creo que funcionando, habrá unas 400", calcula.
La profesional hizo un primer sondeo en 2013, que dio cuenta de este fenómeno. Específicamente en la Región del Maule, sólo subsiste la mitad de las orquestas, una vez trascurrido un año desde su conformación. Si el financiamiento existe, éste es el misterio que la profesora Karla se empeña por resolver.
"Nos falta fundamento a los músicos para que estos proyectos sigan funcionando, eso es lo que siempre he opinado. Y en general, el músico investiga poco. Uno tiene que justificar su pega también y buscar sus fundamentos bien científicos incluso. Desde ahí, desde esa perspectiva, empecé a pensar este proyecto, o sea, esta investigación", detalla.
Sello de Chillán
Durante sus años en la Escuela Artística, Karla Valdebenito ha sido un aporte crucial en las Orquestas Sinfónicas Juvenil e Infantil del establecimiento. Cada semana viajaba desde Talca un día a la semana, para entregar un conocimiento integral a sus alumnos. Destaca que más allá de lo académico, se empeña por incidir en su formación emocional plena.
A fines de 2018, la gestión de la docente fue fundamental en la primera versión del Encuentro de Orquestas Infantiles de Constitución. Fue tal el impacto de aquel evento, que el municipio decidió mantenerlo cada año. La Orquesta Sinfónica Infantil de la Escuela Artística participó allí y compartió con los anfitriones que hasta ahora seguían la batuta de Valdebenito.
Estas instancias estimulan a que la joven continúe en su crecimiento académico. Y aunque sus logros en la educación artística respaldan su calidad profesional en distintos escenarios, las opciones actuales de codearse con los más renombrados músicos del mundo, la invitan a adquirir mejores herramientas. Más todavía si es en Alemania, país por el que la intérprete confiesa sentir una debilidad especial.
"La época de hoy permite que uno postule a becas o se pueda ir quizás un tiempo, que era impensable hace veinte años, pero quizás lo que más valga en Alemania es quedarse allá y ser un aporte al país, aunque en realidad está casi todo hecho. En la visión de ellos de la vida es más importante lo humanitario que lo racional o lo mental", comparte.
Sus expectativas por este desafío renuevan los estímulos de sus comienzos en esta carrera. Y aunque su condición de intérprete quizás inicie un extenso paréntesis, los aportes de su investigación lo justifican con creces. Se traslada junto a su marido, recién en su primer año conyugal.
"Es como si volviera a entrar a la 'U', siento ahora. Porque me voy a con mi flauta, mi oboe y mi flautín para estudiar igual. Y claro, puede ser que haga clases allá también, pero si no, me voy con todas las ganas de aprender, quizás no para ejercer tanto, pero sí de aprender", aclara.