Desde que asumió el gobierno del Presidente Sebastián Piñera y fueron nombradas sus autoridades en la Región de Ñuble, el discurso público permanente ha sido de un trabajo en terreno y junto a la gente, con la finalidad de apoyar en la solución de sus problemas. Más aún, el propio intendente Martín Arrau ha sido enfático en que entre los beneficios de haber convertido a Ñuble en una región, el más claro es la cercanía de la comunidad con sus representantes del gobierno en el territorio.
En concreto, dicho mensaje se contrapone con lo vivido la jornada de este viernes en la localidad de Guarilihue, en Coelemu, donde se reunieron más de 400 pequeños agricultores del Valle del Itata preocupados por la falta de respuestas de parte de las empresas compradoras de uva respecto al precio que pagarán por el producto esta temporada -ya ad portas de una nueva época de vendimia- y los trascendidos que hablan de un monto bastante inferior al que se ha pagado en otros años, por debajo de los costos de producción en los campos.
Al encuentro asistieron los alcaldes de la Asociación de Municipios del Valle del Itata, pertenecientes a las comunas de San Nicolás, Quirihue, Coelemu y Trehuaco, quienes fueron los primeros en analizar y debatir sobre la problemática en sus distintas comunidades. Coincidentemente todos los jefes comunales que participaron forman parte de partidos de la Nueva Mayoría, mientras que los ediles de Ránquil, Portezuelo y Ninhue -todos miembros de Chile Vamos- se ausentaron de la cita, así como también las autoridades del Gobierno Regional de Ñuble y la gobernadora provincial del Itata. Estas ausencias no pasaron desapercibidas para los productores presentes en el encuentro, quienes no ocultaron críticas por la falta de preocupación de sus representantes ante la crisis que enfrentan. Lo anterior se suma a las desafortunadas declaraciones que dio en las últimas semanas el Seremi de Economía, Fernando Bórquez, quien culpó a los propios productores por la situación que atraviesan.
La actitud que, en bloque, asumieron las autoridades regionales de Ñuble hacia el problema viñatero constituye una pésima señal para la agricultura del secano y, por lo demás, es totalmente contrapuesta a la que los mismos representantes designados del Gobierno han tenido para defender el proyecto del embalse Punilla, impulsado preferentemente por las asociaciones conformadas por los grandes agricultores y regantes del Punilla.
Si bien existe una propuesta clara y consensuada por los pequeños productores del Itata, la solución a largo plazo no lo es tanto debido a la propia concentración del mercado. El ministro Antonio Walker apuesta por la asociatividad y la creación de cooperativas, lo que permitiría defender con mayor fuerza un mejor precio por su producción. Para lograrlo, el trabajo debe ser mancomunado, pero por lo pronto las confianzas parecen rotas.