Dentro de unas horas, otro agosto se nos va. En Chillán se celebra en forma graciosa, simpática y masiva, en plena Plaza de Armas. Los adultos mayores se dan cita y beben chicha, se abrazan como si fuera año nuevo y bailan cueca. Son miles, sin contar el oportunismo político que también llega.
Nació esta celebración como una broma, como un fruto maduro germinado en el ingenio popular de unos amigos chillanejos. Entre cacho, dominó y brisca, al compás de unos vinitos y unas pichangas para afirmar el paladar, las risas se transformaron en acción y el grupo se fue a celebrar que "pasaron agosto" nada menos que junto al prócer Bernardo O'Higgins, en la Plaza de Armas.
Se juramentaron hacer lo mismo al año siguiente y el grupo creció. Y así fue sucediendo año tras año, hasta que los medios se sumaron a la imparable procesión de los mayores. El hecho se conoció a nivel país e internacionalmente. Ahora es replicado en muchas ciudades y admirado en todo el mundo. Surge en forma seria, contundente y crece imparable en el calendario social, como queriendo abrirse paso en el contexto del patrimonio inmaterial de los ñublensinos.
Pasar agosto no es broma. Es más que una expresión de júbilo, es un anhelo de vida, un suspiro de alivio y un derroche de buen humor. Pero también es un grito de protesta. Porque al decir que pasamos agosto, estamos afirmando que aquí estamos, vigentes y fuertes.
Es una forma de protesta de los mayores que han sido dejados de lado por una sociedad cortoplacista, marcada por la inequidad, por el individualismo y la insolidaridad. Hoy, una persona que pasa de los 50 años, ya es considerada vieja y vetado su aporte. Y que conste que un mayor le puede dar tres vueltas a jóvenes con poco conocimiento y que se quieren comer el mundo cuando aún no le salen los dientes.
Los adultos mayores, que llegan a la jubilación como una forma de descansar tras la labor cumplida, siguen más vigentes que antes, puesto que han atesorado experiencia, han acumulado conocimientos y saben graduar las energías para cumplir con las metas propuestas.
Pasar agosto nació como una broma y se ha transformado en fiesta de protesta. Es la genialidad de quienes lucen canas y arrugas como si fueran medallas que les otorga la vida.
No se puede despreciar este capital humano colmado de experiencia y sabiduría. Y ahora que somos Región, en la hora del despegue, se necesita la visión de recurrir a este verdadero patrimonio que existe en nuestra sociedad que anhela crecer.
Miguel Ángel San Martín Periodista.