La Ley de Patrimonio Cultural que hoy rige al Consejo de Monumentos Nacionales, está siendo modificada, debido a que la vigente data desde 1970, la cual a su vez, había consolidado la normativa de 1925, lo que torna en necesaria su actualización. Este proyecto hoy se encuentra en poder de la Comisión de Educación y Cultura de la Cámara de Diputados para su discusión y fue elaborado por la Subsecretaría del Patrimonio del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. El presidente de la República había resuelto en primera instancia darle el carácter de "suma urgencia" al proyecto y después lo cambió a "simple urgencia" para la discusión en el Parlamento.
La ministra del ramo, señora Consuelo Valdés, ha fundamentado la necesidad del cambio de la Ley, argumentando las siguientes razones: "El Patrimonio cultural es memoria, identidad, pero también es futuro. Es un bien público que nos define, y es parte indispensable del desarrollo de un país. De ahí lo esencial de contar con una legislación actualizada que considere la evolución de la sociedad y el concepto de patrimonio". Si bien, entre los actores culturales existe acuerdo con el ministerio, en la necesidad de la actualización, lo que se comentó y discutió en varios círculos vinculados a la Cultura y entre gestores culturales, era la escasa participación de éstos, en la elaboración de este proyecto que concita tanto interés en el mundo de la Cultura.
Comparto la necesidad de la modificación y actualización de este marco legal. Como estudiosa del patrimonio desde la época de Roberto Montandón, en los años 80, cuando podía apreciar desde ese entonces, como por ejemplo, el escaso interés de los particulares y de la empresa privada en resguardar y conservar el patrimonio arquitectónico ante el boom inmobiliario que se aproximaba, en la región de Valparaíso, principalmente en la ciudad de Viña del Mar, donde destacaban construcciones de estilos como: villas italianas, chalets art noveau, casas rurales inglesas, colonial americanas, neogóticas, etc., las cuales día tras día, sucumbían ante las máquinas demoledoras. Al aluvión humano, se sumó el terremoto de 1985. Tras ello, Enrique Lafourcade daba su más sentido pésame a tantos arquitectos e historiadores, que valoraban la historia y el patrimonio arquitectónico, tales como: Myriam Waisberg, Cristián Boza, Gabriel Guarda y Hernán Rodríguez entre otros.
En este contexto, esta esperada remozada Ley de Patrimonio Cultural, debiera traer como consecuencia un profundo cambio, tanto en la estructura como en las facultades del Consejo, destacando el Patrimonio chileno y protegiéndolo con eficacia. De allí el reclamo que se generó en las instituciones, en que se les permitiera presentar sus opiniones y propuestas, cambiando esta situación en el último mes. Hoy día, el mundo cultural espera expectante el resultado y desde las regiones aspiramos a mayores facultades para proteger el patrimonio material e inmaterial localmente.
Alicia Romero Silva Licenciada en Historia.