Buscando el bienestar en tiempos de convulsión
Humberto Maturana y Ximena Dávila vinculan en "Historia de nuestro vivir cotidiano" (Paidós) conocimientos desde la biología hasta la ética para nuestro día a día.
En la década de los setenta, el biólogo Humberto Maturana (1928) halló una forma de revolución que no tenía que ver con el exterior, sino con un cambio interno, una manera de pensar al ser humano. Trabajando junto a su alumno y ayudante Francisco Varela acuñó el concepto autopoiesis, que combina dos palabras del griego, "auto" (a sí mismo) y "poiesis" (creación). Es considerada por la prestigiosa Enciclopedia Británica como una de las seis grandes definiciones científicas de la vida y es citada por centenares de estudios universitarios cada año en el mundo.
En la autopoiesis todo ser vivo es un sistema cerrado que está continuamente creándose a sí mismo y, por lo tanto, reparándose, manteniéndose y modificándose. La definición de Maturana dice así: "Los seres vivos somos sistemas autopoiéticos moleculares, o sea, sistemas moleculares que nos producimos a nosotros mismos, y la realización de esa producción de sí mismo como sistemas moleculares constituye el vivir". Si esto suena demasiado complejo, el ejemplo más simple quizás sea el de una herida que sana, de un estado de proceso constante de mejora que es interior y da salida al exterior. Que se relaciona.
Maturana es un científico público, no está encerrado en la academia. Mediante entrevistas y charlas divulga su pensamiento. También a través de libros como "El árbol del conocimiento" (1984, en coautoría con Varela), quizá su título más conocido entre las decenas que ha publicado. Fue candidato al Nobel de Medicina y Fisiología y recibió el Premio Nacional de Ciencias en 1994. Justamente en esos años conoció a Ximena Dávila, con quien fundó la escuela Matríztica el año 2000, centro de pensamiento del sur del mundo que reflexiona de lo vivo y lo humano, a lo que llaman biología cultural.
Espontaneidad
Maturana y Dávila son ahora los autores de la "Historia de nuestro vivir cotidiano", sexto libro de la colección Matríztica, segundo de ellos en coautoría. En él hay una voluntad de acercar el conocimiento desde la escritura. Es una escuela de conocimiento, con estructura de programa. A medida que avanzan las páginas se van entregando conceptos. Uno de los primeros y fundamentales es la reflexión, que va resignificando en nuestras prácticas cotidianas:
"Si nos detenemos a pensar veremos que el error aparece en la reflexión sobre lo hecho. Así, cuando pedimos disculpas por un error cometido, no negamos lo hecho, queremos corregir sus consecuencias, si es posible, y pedimos perdón y reconocimiento de honestidad diciendo: ¡No mentía, fue una equivocación, un error!", escriben los autores. Aparece entonces la consciencia, el darse cuenta.
Esta forma pedagógica de escritura hace que Maturana sea un intelectual que cuestiona. Uno de los elementos a los que recurre es a la subjetividad, su pregunta es "¿qué es lo que queremos conservar?".
La idea esconde otro elemento fundamental: el diálogo. Más que un libro impositivo en su forma de entregar ideas, "Historia de nuestro vivir cotidiano" ofrece una revisita constante a lo común y una síntesis en cada capítulo. "Cada vez que iniciamos una conversación con otra persona lo hacemos sin ser conscientes de aquello, en la coordinación de nuestros sentires, nuestros haceres y nuestras emociones de forma recursiva, como una danza en la cual nos vamos transformando mutuamente de forma tal, que luego de la conversación ya no somos los mismos que antes de ella", anotan. Y esa es la sensación que entrega el libro, la de oír una conversación a la que también debemos ir respondiendo.
Las décadas de enseñanza universitaria de Maturana facilitan la lectura. Cada elemento se va conectando con otros. La espontaneidad se junta con el diálogo porque, como apuntan los autores, la conversación puede y debe transformarnos de formas no programática. Podemos rastrear conexiones con la filosofía clásica, con ejemplos y situaciones que en el libro son explicadas con ejemplos. Especialmente desde la figura de los padres, a los cuales leemos en relación a las preguntas de sus hijos.
Aterrizados
Deliberadamente los autores tratan de aterrizar el mundo científico, que siempre se ha pensado como de gran complejidad. Para ello humanizan a los investigadores, describiendo como se cruzan tanto las percepciones personales ("La descripción de lo que un observador debe hacer en su vivir cotidiano para vivir la experiencia a explicar") con los discursos oficiales ("La descripción del fenómeno a explicar") de la disciplina. Hacen diferencias más filosóficas que científicas de los descubrimientos.
Dávila y Maturana afirman que "todos los desarrollos técnicos que han tenido lugar en nuestra historia cultural humana hasta más o menos el siglo diez después de Cristo han ocurrido con nuestro operar implicando el criterio de validación del explicar científico sin darnos cuenta de que lo hacíamos".
Toman de ejemplo a Galileo Galilei y Albert Einstein. El primero se permite experimentar su observación sin prejuiciarse por los conocimientos de la época. Y lleva esa experiencia más allá diseñando sus propios telescopios. El segundo, por sus experimentos mentales que le permiten llegar a la Teoría de la Relatividad.
Todo lo científico y filosófico que puede resultar el libro se acerca mucho a la vida social actual cuando reflexiona acerca de la política. De hecho, enumera y define las dimensiones íntimas del convivir democrático: deseos de coexistir y convivir, respeto por sí mismo, honestidad, mutuo respeto, colaboración, equidad, ética social y conversar reflexivo.
Uno de las definiciones más interesantes y contingentes es la del mutuo respeto: "el mutuo respeto ocurre en una relación cuando se siente que se puede conversar en ella de manera reflexiva sin que uno u otro se sienta no escuchado, de modo que cualquier acuerdo o consenso que surja se viva en la honestidad".
La autopoiesis fue inventada por Maturana y Varela en tiempos de búsqueda de la inteligencia artificial. En las conclusiones del libro, Maturana y Dávila son críticos de los robots, de hecho plantean como una falta de amor a lo humano la búsqueda de máquinas que reflexionen por nosotros. Proponen que nosotros decidamos qué hacer con la información.
"Historia de nuestro vivir cotidiano" es una lectura para entender que los cambios también parten al interior de uno para entregarse a lo social, lo importante que es nuestra humanidad en relación a las otras para la democracia. Un bienestar propio que determine nuestro día a día.
Maturana es premio nacional de ciencias.
Ximena Dávila, con quien maturana fundó matríztica.
Por Cristóbal Gaete
FOTOS Monica_Molina
"Historia de nuestro vivir cotidiano" es una lectura para entender que los cambios también parten al interior de uno para entregarse a lo social.