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El calor cede y la energía vuelve en Argentina

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Mauricio Mondaca/Agencias

Con el descenso de las temperaturas, Buenos Aires comenzó a dejar atrás ayer una histórica ola de calor, la peor en 107 años, y a normalizar su servicio eléctrico tras una crisis energética marcada por apagones y críticas a las autoridades y a las compañías del sector.

El Servicio Meteorológico Nacional argentino (SMN) rebajó de roja a amarilla la alerta en Buenos Aires y su área metropolitana y pronosticó una máxima de 33 grados para ayer y de 28 para hoy, según datos citados por EFE.

El nuevo estado contempla que las altas temperaturas pueden ser aún peligrosas para la población más vulnerable, como bebés, niños pequeños, personas ancianas y enfermos crónicos.

Con la caída del termómetro se redujo también el consumo energético y las compañías distribuidoras de energía pudieron solucionar gran parte de los problemas de suministro de las últimas semanas, que llegaron a afectar a unas 800.000 personas.

Según el Ministerio de Seguridad, la noche de Año Nuevo se había restituido el servicio "al 98% de los usuarios" que fueron afectados por cortes de electricidad en Buenos Aires y su periferia, y ayer continuaban los trabajos para devolver la electricidad a los últimos hogares que aún se encontraban sin ella.

Desde Mar del Plata, el gobernador bonaerense, el oficialista Daniel Scioli, volvió a responsabilizar ayer a las compañías eléctricas de la crisis energética de este mes.

Scioli exigió a las concesionarias que asuman sus responsabilidades y aseguró que se realizará una "evaluación profunda para readecuar el sistema eléctrico".

En días previos, el Ejecutivo argentino criticó a los directivos de Edesur, filial de la española Endesa y controlada por la italiana Enel y anticipó que tanto esta compañía como Edenor, de capitales argentinos, recibirán fuertes sanciones. Además, el ministro de Planificación, Julio de Vido, amenazó con nacionalizarlas si persisten los problemas.

Las compañías distribuidoras atribuyeron los apagones a las altas temperaturas y a un consumo récord de energía por el uso de aparatos de aire acondicionado. Dirigentes opositores, como el alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri, o el diputado Sergio Massa, apuntaron a la falta de inversión de las empresas y, en especial, a errores en la planificación estatal en el sector, fuertemente subsidiado.

El Presidente de Uruguay, José Mujica, lamentó no poder vender un mayor caudal de energía eléctrica a Argentina, país con el que hace tres décadas se realizan intercambios de energía. El Mandatario agregó que "ojalá pudiéramos en este momento contribuir con más caudal a las necesidades que tiene la Argentina, que no son tan grandes y tan imponentes de acuerdo a las dimensiones que tiene la Argentina, pero son importantes".

Vladimir Putin visitó a los heridos de los atentados de Volgogrado

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El Presidente ruso, Vladimir Putin, visitó ayer antes la ciudad de Volgogrado, que se recupera de dos atentados ocurridos esta semana para saludar a las víctimas y saber cómo han respondido las autoridades a sus órdenes de reforzar la seguridad.

Los atentados en la principal estación de tren de Volgogrado y un autobús eléctrico causaron la muerte de 34 personas y decenas de heridos, 65 de los cuales siguen hospitalizados.

Ningún grupo se responsabilizó aún por los atentados, que según la agencia AP ocurrieron apenas unos meses antes de que el líder de la insurgencia islámica en el sur de Rusia llamara a lanzar ataques antes de que comiencen los Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi, en febrero.

"Cualquiera que sea el motive para estas acciones criminales, nada justifica cometer crímenes contra civiles, especialmente mujeres y niños", dijo Putin al inicio de una reunión con los directores del Servicio Federal de Seguridad y el Ministerio del Interior.

El Mandatario dijo que pediría a ambos funcionarios detalles de las medidas que toman sus agencias para aumentar la seguridad en el país.

Después Putin colocó un ramo de rosas en una pila de flores, globos y otros objetos conmemorativos que se colocaron en la zona donde ocurrió el atentado al trolebús, para luego visitar el hospital donde se atiende a los heridos.

Volgogrado, la antigua Estalingrado, es una ciudad de aproximadamente un millón de habitantes, y ha estado bajo fuerte vigilancia policiaca desde los ataques del domingo y el lunes. Las autoridades de la ciudad cancelaron los festejos por el año nuevo y cerraron los cines hasta hoy.

Aunque nadie se ha atribuido aún los ataques, el hecho subrayó la vulnerabilidad de Rusia hacia la insurgencia más de una década después de que expulsara a los separatistas de Chechenia. El país puso en operación las medidas de seguridad más severas en la historia de los Juegos Olímpicos, que en su versión de invierno parten en febrero en Sochi (Rusia).