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Del pluralismo a una sociedad inclusiva

Como forma de tranquilizarnos, nos recuerdan que el precio de los limones bajará pronto y sus efectos se verán con posterioridad a Semana Santa.

El anhelado pluralismo que la clase política nos propone nos llevará a una sociedad respetuosa

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En el reciente discurso presidencial se consolidan conceptos que tal vez el común de los ciudadanos no comprende en su totalidad. Me refiero, a la noción del pluralismo y su consecuencia en una sociedad inclusiva. Qué es el pluralismo y qué consecuencias trae en la convivencia social, es lo que quisiera que comprendiéramos. El pluralismo desde una perspectiva filosófica, es afirmar lo que el poeta Salinas nos dice "Todo lo sabemos entre todos", es decir, que no hay una única descripción de la verdad, sino que las diferentes descripciones presentan aspectos parciales de la realidad, ya que la realidad es multiforme y por tanto defender el pluralismo no significa afirmar que todas las opiniones sean verdaderas, ya que sería contradictorio, sino más bien que ningún parecer agota la realidad. Con el pluralismo dejamos fuera la arrogancia de sentirnos dueño de la verdad y pone las bases para un diálogo constructivo y así evitar el mal llamado diálogo entre sordos. El pluralismo recoge la sabiduría popular que nos recuerda que "dos ojos ven más que uno". Esta perspectiva dialogante y por tanto constructiva, nos permite hablar de una sociedad inclusiva, donde todos los seres humanos de una misma comunidad no coexistan entre sí, sino que convivan entre sí. Dándole así cumplimiento a ese mandato evangélico de la unidad y de la fraternidad, ya que nos reconocemos hermanos entre sí, con común dignidad, como en una gran familia con diferencias pero al fin y al cabo hermanos entre sí. Si no logramos avanzar en una sociedad inclusiva, más allá de los discursos, seguiremos construyendo esa sociedad individualista, donde el compromiso social se reduce al mínimo y la convivencia se trasforma en coexistencia, lo podemos entender con el juntos pero no revueltos, tú con lo tuyo yo con lo mío, sin mezclarnos y sin relacionarnos profundamente. Así, difícilmente podremos construir una sociedad fraterna. El anhelado pluralismo que la clase política nos propone, nos llevará a una sociedad respetuosa, pero por sobre todo fraterna y solidaria; he aquí la belleza de la democracia que eleva y perfecciona al ser humana. Ahora nos queda pasar del concepto a la actitud pluralista para ser una sociedad inclusiva.

Presbítero y Licenciado en Filosofía.

La exclusividad de los limones

El alza de este cítrico responde a que en verano disminuyó la producción por una caída en la superficie plantada.

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Ya sea por efecto de las heladas, la proximidad de Semana Santa o simplemente por la denominada especulación de precios, lo cierto es que por estos días debemos mirar más de una vez el bolsillo a la hora de decidirnos a incluir en nuestra canasta de productos caseros los tan apetecidos limones. Y es que si bien, algunos no cambian la necesidad de aliñar ensaladas o utilizar el jugo natural de este cítrico para degustar un plato de mariscos provenientes de nuestras costas, el alza en su valor, que lleva a que un kilo de limones incluso llegue a los $2.000 en ferias de nuestra ciudad, ha hecho al menos a los consumidores reducir el número de unidades que deciden comprar. Hablar de especulación de precios, como argumento, incomoda a los comerciantes que de inmediato se defienden señalando que la única explicación radica en los altos costos de producción y el efecto de las heladas en la agricultura. Como forma de tranquilizarnos, nos recuerdan que el precio de los limones bajarán pronto y sus efectos se verán con posterioridad a los días de Semana Santa. Los expertos incluso explican que la producción de limones en el período estival disminuyó por una caída en la superficie plantada, influida por factores como la sequía, la cual ha afectado severamente a las zonas productivas, y que se ha reflejado en una menor disponibilidad de la fruta en los canales comercializadores. Con un país inmerso en una sequía que se arrastra desde hace al menos cuatro años, y donde aún existen sectores rurales de nuestra provincia que aún subsisten gracias al agua que deben recibir de camiones aljibes, lo cierto es que simplemente debemos acostumbrarnos, cuan rebaño obediente, a esperar que ad portas de fechas como Semana Santa utilizar limones en nuestras comidas sea algo exclusivo de algunos. Lo llamativo es que pese a no haber especulación, pasará esta fecha religiosa- en la que el consumo de mariscos se incrementa- y los limones bajarán su precio. Así al menos lo advierten con optimismo, los feriantes.