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Tregua en el este de Ucrania pende de un hilo tras tiroteo

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Un tiroteo en un puesto de control en la región insurgente de Donetsk amenaza la tregua declarada en el este de Ucrania por las milicias prorrusas y el Gobierno de Kiev con ocasión de la Pascua ortodoxa.

"Recuerdo que la víspera la resistencia declaró una tregua durante las fiestas. Ahora, la tregua se ha roto. Valoramos la acción como una provocación", declaró ayer un portavoz rebelde a la agencia oficial rusa RIA-Nóvosti.

La Cancillería rusa se sumó a los insurgentes ucranianos al denunciar ayer en un comunicado que la muerte de "civiles inocentes" en Donetsk pone fin a la "tregua pascual" en el este rusohablante de Ucrania.

A diferencia de otras ocasiones, la policía confirmó las informaciones sobre el tiroteo y cifró en tres los muertos en el ataque contra un puesto de control prorruso en la localidad de Slaviansk, uno de los bastiones de la sublevación contra el Gobierno central, pero descartó categóricamente la implicación de sus unidades.

Según los rebeldes, entre los muertos figurarían dos civiles desarmados y un efectivo de las fuerzas de autodefensa, mientras los atacantes habrían sufrido dos bajas en sus filas.

Los rebeldes acusan a las autoridades, que suspendieron el viernes la operación antiterrorista, de violar los acuerdos de Ginebra al detener a varios de sus militantes. "Kiev no tiene intención de cumplir los acuerdos. Los soldados no fueron retirados de Slaviansk", aseguró el líder insurgente Serguéi Tsiplakov.

Naufragio ya deja 58 muertos y lentitud del rescate indigna a familias

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Mabel González / Agencias

La cifra de fallecidos por el naufragio del buque surcoreano Sewol superó ayer el medio centenar al recuperarse los primeros cuerpos sin vida de su interior, en un día en que se intensificaron las muestras de rabia y dolor entre los familiares de los todavía más de 200 desaparecidos.

Tras mejorar las condiciones meteorológicas y calmarse parcialmente las corrientes marinas en las aguas al suroeste del país, los buzos lograron por fin iniciar las tareas de rescate dentro de la nave, lo que permitió hasta ayer recuperar 21 cuerpos más.

Así, la lista de fallecidos sumaba ayer 58 personas, mientras 244 desaparecidos, la mayoría estudiantes de 16 y 17 años, permanecen en el interior del barco desde que se produjera el naufragio el miércoles, por lo que las posibilidades de hallar sobrevivientes son prácticamente nulas.

La desesperación se apoderó un día más de los familiares de las víctimas, concentrados en un polideportivo de la localidad costera de Jindo, donde también está la base de operaciones de los servicios de rescate.

"El Gobierno es el asesino", gritaban padres de los jóvenes desaparecidos durante una improvisada protesta colectiva.

Aferrados al hilo de esperanza de que queden sobrevivientes atrapados en bolsas de aire dentro del barco, acusan a las autoridades de no esforzarse lo suficiente, tomar decisiones erróneas y proporcionar información incorrecta.

Los familiares también intentaron organizar una marcha para acudir a la Casa Presidencial de Seúl, que fue reprimida por la policía, además de protagonizar intentos de agresión puntuales a delegados del Ejecutivo surcoreano y la Guardia Costera.

Mientras, la transcripción del diálogo con la torre de control de la isla de Jeju, a la que se dirigía el transbordador, reveló que el capitán tardó 40 minutos en dar la orden de evacuación a los pasajeros.

Según la transcripción, a las 8.55 horas del miércoles (23.55 GMT del martes) pidió ayuda por radio a los servicios de emergencia al detectar que la nave se inclinaba y contactó hasta 11 veces con la torre de control en los siguientes 40 minutos mientras ordenaba a los pasajeros permanecer en sus asientos.

El capitán no ordenó evacuar hasta pasadas las 9.30 (0.30 GMT), ya con el barco volcado más de 45 grados, y a las 9.37 abandonó la cabina y fue de los primeros en ser rescatado junto con la tripulación.

Lee Joon-seok, de 69 años, reconoció el sábado haber demorado la evacuación para proteger a los pasajeros ante las condiciones adversas del mar y la imposibilidad de desplegar embarcaciones de rescate.

Lee fue arrestado el sábado por la policía junto a dos miembros de la tripulación por presuntamente abandonar el buque sin preocuparse por la seguridad de los pasajeros.

El capitán, que se ha convertido en el triste protagonista del suceso, no estaba al timón cuando sucedió el contratiempo debido a que había ido a su habitación "por motivos personales", según explicó a las autoridades.

Se cree que el Sewol realizó un giro brusco en lugar de cambiar de dirección de forma gradual, lo que pudo desplazar los 180 vehículos y 1.157 toneladas de carga a un lado y provocar su vuelco, mientras pierde peso la teoría de que fue la colisión con una roca lo que provocó el hundimiento.

Ayer también se confirmó la muerte de un operario de los servicios de rescate que había entrado en coma el sábado tras recibir un fuerte golpe en la cabeza durante las labores de rescate.

Unos 560 buzos, más de 200 barcos y 34 aviones y helicópteros desarrollaban ayer la búsqueda en los compartimentos interiores del ferry, donde posiblemente se hallan los desaparecidos. Además, se tendieron redes alrededor del barco, sumergido boca abajo y apoyado sobre el suelo marino a 30 metros de profundidad, para contener posibles cuerpos desalojados del barco por las corrientes. Mientras, a unos 450 kilómetros de distancia se oficiaban en Ansan, en la periferia de Seúl, los primeros funerales por los estudiantes fallecidos.