Secciones

Calidad de vida de Chillán es una de las peores

E-mail Compartir

Un estudio de la Pontificia Universidad Católica arrojó que la calidad de vida en la intercomuna Chillán- Chillán Viejo es una de las peores del país. La medición estableció que ambas ciudades ofrecen condiciones poco óptimas para variables como conectividad, Medioambiente y fuentes de trabajo.

La municipalidad de Chillán procedió al retiro de los dos andariveles que la empresa Somontur mantenía en Nevados de Chillán, luego que se declarara la quiebra de la firma. La medida pudo ser viable gracias al permiso otorgado por el síndico de quiebras, Enrique Ortíz, quien está a cargo del proceso.

Con la técnica del oxicorte un grupo de delincuentes concretó el primer robo de un cajero automático en la comuna de Coihueco, durante este 2013. La acción, que afectó a un dispensador ubicado en un supermercado, permitió a los implicados huir con 20 millones de pesos. El hecho ocurrió de madrugada.

Eso haces al "pelar" a alguien?

Cuesta no sorprenderse cuando es una investigación periodística y no son nuestras instituciones las que develan otro lado oscuro de nuestra historia.

¿Gastarías tu tiempo pelando a otros?, ¿si podemos hablar bien de alguien por qué hablar mal?

E-mail Compartir

Tengo la impresión que una de las características de la sociedad contemporánea es que cada uno ve lo que quiere ver. Esto nos ha llevado a verdaderos asesinatos morales. Somos testigos de "asesinatos físicos". La violencia personal, familiar o social los causa. También somos testigos de "asesinatos espirituales", cuando se mata el alma de la persona por injusticias y maltratos de cualquier tipo, quitándoles la alegría. Sembrando honda tristeza interior y arrancándoles las ganas de vivir. Pero hay otro asesinato que es el moral, que se da cuando se le quita la fama a alguien: una persona, una familia, una institución. La calumnia, difamación, causa "asesinatos morales". Se puede difamar, matar moralmente, por ligerezas, por repetir afirmaciones hechas por otros, sin reflexionarlas, ni analizarlas ni ser críticos ante ellas. Se difama también cuando, ante un hecho o un acontecimiento se elaboran hipótesis y se hacen juicios que no tienen un real fundamento y que, si se debieran probar científicamente o en un tribunal, no resistirían la prueba. Nuestras afirmaciones se generalizan con personas, familias e instituciones, donde por la culpa de uno pagan todos. Hay quienes difaman por maldad, buscando hacer daño por algún interés económico o perverso. Son "asesinatos morales" en el pleno sentido de la palabra, con todo responsabilidad y alevosía. Son los que creen firmemente en la afirmación de F. Bacon, "Calumniad con audacia; siempre quedará algo". Qué difícil es reparar el pelambre que quita la fama. Los antiguos la compararon a una gallina a la que le quitan las plumas y las lanzan al viento: ¿Quién podrá recoger de nuevo esas plumas -la fama- y colocarlas en la gallina?. Nuestras conversaciones y todo acto de comunicación deben procurar la verdad y la paz, nos lo ha recordado el Papa Francisco. Si no hay verdad, difícilmente habrá paz, por eso no todo depende de cómo veamos las cosas, sino de cómo son en la realidad. Si tuvieras cosas importante que hacer, ¿gastarías tu tiempo pelando a otros?, ¿si podemos hablar bien de alguien, por qué hablar mal?, ¿te atreverías a parar un pelambre? Sí ha de conversar y comunicar que sean cosas bellas y buenas que dejen paz, sabiendo que la paz se construye sobre la verdad de lo que las cosas o hechos son y no sólo lo que quiero ver sobre los demás.

Obispado de Chillán.

Las adopciones irregulares

Cuesta no conmoverse y no intentar empatizar con madres que este día más que nunca buscan una respuesta.

E-mail Compartir

Una de las frases acuñadas por nuestros abuelos y que, más de una vez, escuchamos en el campo era "estar curados de espanto". Sabias palabras, propias de la experiencia y del paso de los años. Sin embargo, cuesta no conmoverse y reflexionar al quedar al descubierto una práctica desconocida, aquella que habría afectado a madres, que en la década del 70 y los 80 parieron a sus hijos que - bajo una falsa historia- se les habrían arrebatado y entregado a otras familias. Cuesta aún no sorprenderse, cuando es una investigación periodista y no son nuestras instituciones las que empiezan a develar otro periodo oscuro de nuestra historia, una en que sus víctimas son niños que fueron alejados del lado materno, en las que habrían actuado como verdaderas asociaciones ilícitas profesionales, instituciones médicas y que también hoy tiene en el ojo de la Justicia a un sacerdote. Cuesta no sorprenderse cuando antes de que quienes son apuntados con el dedo, intenten levantar la mano para hablarnos de casos aislados, aparezcan otras nuevas denuncias que acallan cualquier intento por tapar estos hechos. Una trama que podría creerse sacada de un guión de telenovela ochentera, pero que cada día que pasa se levanta simplemente como una dura realidad y que nos deja pasmados buscando una respuesta. La misma que busca María Concha, una habitante de El Carmen, provincia de Ñuble, que tiene fundadas sospechas que su hija, nacida y dada por muerta hace 39 años podría sumarse a estas eventuales prácticas de adopciones irregulares.¿ Cómo negarle a esta madre la simple posibilidad de creer de que su pequeña Patricia vivió durante todos estos años alejada de ella, sin saberlo?. No ver el presunto cadáver de su hija fallecida, la inexistencia de un certificado de defunción y las interrogantes que las instituciones encargadas de darle una respuesta no han podido lograr son razones, al menos entendibles, para ayudar a esta madre a cerrar una historia que por casi cuatro décadas está inconclusa. La misma, que también quieren cerrar otras mujeres que hoy más que nunca piden respuestas.