Con la esperanza de lograr una participación destacada en el Mundial de Fútbol de Brasil 2014, partieron ayer hasta Belo Horizonte los jugadores convocados por el director técnico nacional Jorge Sampaoli. En esta ciudad brasileña se ha habilitado lo que se ha denominado el 'bunker de la Roja', el centro de entrenamiento de Toca da Raposa II, donde los futbolistas gozarán de un clima primaveral para prepararse para su debut del próximo 13 de Junio, a partir de las 18 horas, ante el seleccionado de Australia.

Chile fue sorteado para disputar el Grupo B, también llamado el 'Grupo de la Muerte', donde para pasar a octavos de final deberá enfrentarse también con equipos como España y Holanda, selecciones fuertes en lo futbolístico y con experiencia en campeonatos mundiales.

Pero más allá de ello, en la cancha son 11 contra 11 y la calidad futbolística de nuestros connacionales a nivel internacional es destacada por la prensa internacional. Asimismo, esta semana la FIFA entregó el ránking en el que se encuentran las selecciones que participará en la cita mundialera.

La 'Roja' se ubicó en el lugar 14, uno menos que en la clasificación de mayo, pero supera a los seleccionados de Holanda, que se mantienen en la 15a posición, y Australia, que bajó tres puestos para llegar a la 62a ubicación. Sólo queda debajo de la selección de España, que lidera la clasificación en el grupo B.

La prensa internacional, en tanto, ha elogiado al equipo de Sampaoli, por el empuje que le ha dado el DT argentino y por la sobresaliente actuación que han mostrado varios de sus pupilos, sobre todo Alexis Sánchez, Eduardo Vargas, Arturo Vidal, Mauricio Pinilla, Esteban Paredes, por nombrar a algunos de los 23 seleccionados que gozan de experiencia en el fútbol internacional.

Al despedirlos, previo a su viaje a Brasil, la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, los imbuyó del sentimiento que alberga a los 17 millones de chilenos que albergan el anhelo de que este grupo llegue a lo más alto de la cita. 'Son portadores de los sueños de millones de chilenos. No olviden nunca que estamos orgullosos y que estaremos apoyándolos en todo momento', expresó la Mandataria.

De esta manera, el fútbol nacional, pasión de multitudes, enfrenta una dura prueba deportiva con altas expectativas. Y así como en todo deporte de alta competición, la preparación, la concentración y la capacidad de darse al 100% en los momentos cruciales marcarán a fuego la categoría de nuestros jugadores, que desde ya gozan del cariño y el apoyo de una nación entera.

Desde ya, está preparando una inédita cobertura periodística, a la altura de la importante cita mundial.

Es muy difícil abstraerse, porque hemos entrado en una verdadera locura colectiva provocada por el fútbol. Este es un asunto de tanto peso y de tal envergadura, que es capaz de envolvernos masivamente.

El Mundial de Fútbol es un monstruo enorme. No deja de absorber en todas las actividades de la vida a nivel internacional. Y es capaz de colocar al anfitrión en la mira de las sociedades, convirtiendo ojos en balón y vestimentas en camiseta de colores nacionales.

Retrasa actividades del máximo nivel, moviliza a mandatarios y famosos que no se resisten al embrujo del evento, dejando en blanco agendas, viajando a cualquier costo al país del samba o sentándose frente a un enorme televisor. Paraliza trabajos, cierra oficinas, deja calles desiertas.

El torneo provoca el fenómeno social de aunar gustos y aficiones, de nivelar condiciones sociales y de arrastrar emociones similares entre hombres y mujeres, entre ricos y pobres. Es un catalizador de la actividad general y un evaporador de problemas coyunturales que se postergan, sin fecha.

Este es un invento de algunos para entretener a mayorías, que fue desviándose hacia el lucro y al adormecimiento de multitudes. Del deporte al negocio. De la entretención al enriquecimiento de unos pocos. De la actividad física entretenida al espectáculo caro, con artistas adiestrados que se envuelven en el terciopelo verde de los dólares, tapando las vergüenzas de las falencias de la intelectualidad.

Sin embargo, hay quienes lo hacen de buena fe. Especialmente desde el ángulo de la afición. Desde donde disfrutan de verdad con el simple lado deportivo. Y son muchas mayorías las que vibran con unos colores, con unas banderas, con un soberano gol que se anida en las gargantas. Masas aglutinadas en el fenómeno social.

A ese sector, le brindo mis respetos. Porque tiene la capacidad de alzarse por sobre las oscuridades del negocio, sobreponerse a sus propias dificultades y centrarse en las líneas del deporte sano. Y vibran abrazándose ante la victoria. Y ante la derrota, se consuelan solidariamente. Cada fin de semana, con el mismo sentimiento. Como un rito, como una religión.

En las vísperas del evento máximo mundial, con ese ejército popular que se lanza a la aventura brasileña por cualquier medio; con esa masa que se prepara endeudándose para adquirir el televisor más grande y la parrilla más brillante, para compartir momentos, anhelos y esperanzas; con todos ellos quiero ser honesto y también me voy a zambullir -conscientemente- en aquella vorágine, demostrando que es muy difícil abstraerse a esta locura colectiva.