El año 2011, según cifras del Ministerio Público existían 178 denuncias por presuntas negligencias médicas ocurridas en los distintos centros asistenciales y clínicas del país. A esta cifra, se agregan datos aportados por el propio Ministerio de Salud de la época que en un catastro realizado estableció la existencia de 53 demandas contra las principales clínicas de la capital, donde pacientes sintieron haber sufrido una afectación que se tradujo en casos concretos de negligencia. Pese a que la Constitución de la República cautela nuestro derecho a la protección de la salud, una vez más lo que debería considerarse un imperativo solo se queda en el papel. El caso de la señora Berta Ávila Escobar, algo nos dice de aquello. Si ya es lamentable que una persona, adulta mayor, sufra un accidente al caer desde una escalinata del edificio del municipio de Chillán, mucho más lo es que haya debido esperar más de 40 minutos por una ambulancia que la trasladara al principal centro asistencial de nuestra ciudad, para recibir una atención profesional oportuna, como bien nos promete nuestra Constitución. Solo la buena voluntad del encargado de una ambulancia de otra comuna, atenuó en parte esta verdadera vulneración de derechos, vista por muchos chillanejos que se encontraron con la imagen de la señora Berta tirada en el suelo, esperando una prestación médica que demoraba en llegar. Pero la vulneración de un derecho básico como es la salud continuó. La señora Berta, según sus familiares, finalmente fue atendida y tras ello fue derivada a su hogar. La sensación era que se trataba de algo mejor, un dolor, algo que pasaría con las horas y con un par de paracetamol, según la nuera de la mujer. Pero no fue así. La señora Berta volvería al hospital para ser ingresada en la UCI, esto ante el desconsuelo y las interrogantes de su familia que ya estudian iniciar acciones judiciales. Mientras el hospital deberá evacuar un informe explicando el por qué la ambulancia del recinto no llegó, finalmente, a asistir a le señora Berta, su familia sigue en vilo esperando su evolución y recuperación.

Una persona, en medio de una conversación acerca del mundial de fútbol, afirmó que estaba profundamente esperanzado que esta vez el gran campeón sería 'el buen fútbol'. En medio de bromas y risas nos hizo pensar en una gran verdad: el fútbol es algo más que deporte, es algo especial, una distinta forma de unir a las personas en un sólo pensamiento y de transmitir alegría, es signo de unión y fuerza, es la única oportunidad donde se viste una misma camiseta, dejando atrás las muchas diferencias que nos separan. El papa Francisco, en su mensaje para este mundial de fútbol señala 'mi esperanza es que, además de los días de los deportes, esta copa del mundo pueda convertirse en la fiesta de la solidaridad de los pueblos… [ya que el mundial] es una oportunidad para el diálogo, la comprensión y el enriquecimiento humano recíproco'. Por eso este mundial de Brasil 2014 no sólo está haciendo posible el reencuentro de los distintos pueblos, razas y culturas existentes en todo el mundo, sino también se ha transformado en un lugar donde se viven y se celebran nuestros grandes valores humanos como el esfuerzo, la alegría, la ilusión y la sana rivalidad que son el mejor equipo que vence por goleada las defensas instaladas del egoísmo, la injusticia, la desconfianza que son los jugadores propios del equipo que presenta en la actualidad el individualismo. Este mundial es una oportunidad única que no podemos desaprovechar ya que, como señala el Papa, hay muchos valores y actitudes, como la necesidad de entrenar, el juego limpio y el honor entre los competidores, que son fomentados por el fútbol y que son importantes no sólo en la cancha, sino en todos los aspectos de nuestra vida. 'We are one' es la invitación a celebrar el verdadero triunfo que consagra la dignidad de la persona. Es la propuesta que hoy se nos hace para que apoyemos el equipo del 'buen fútbol'. Ese fútbol que está lleno de los valores como la paciencia, el respeto, la perseverancia, la caridad, diálogo y el amor y respeto al prójimo que tanto necesitamos para construir sólidamente la cultura del encuentro, basada en la paz, la justicia y la armonía de las personas. Aprovechemos esta oportunidad que nos regala este campeonato mundial de fútbol para festejar el tan anhelado 'gol' que dará el tan anhelado triunfo a nuestra humanidad entera y mostremos al mundo entero, una vez más, que somos uno.