Quisiera escribirte esta carta, mi querido Chillán, porque acabas de cumplir tus primeros 434 años y he visto por tus calles a muchísima gente con ánimo de rendirte tributo.
A pesar del frío reinante, tuviste a la naturaleza de tu parte para enviarnos aquel sol que apareció de pronto entre los azules del cielo que te cobija, entibiando un poco más el ambiente. Y eso motivó que el chillanejo común y sencillo abriera su sonrisa, levantara la vista y echara a caminar junto a otros miles, en aquel desfile en tu honor.
Es que eres único, Chillán. Has resurgido cuatro veces de los escombros de las desgracias, y cada vez lo haces con mayor belleza, con mayor atractivo, con más imán para tus gentes. Gentes que crecen cada vez más fuertes, con voluntad granítica de orgullo y esperanza.
Dijo una vez el inolvidable poeta Sergio Hernández 'me persigue Chillán' y lo hizo tan certeramente, que esas palabras se han grabado en tus calles, en tus vientos, en tus paisajes vegetales y humanos, tan profundamente, que serán valoradas cada vez más al correr de los años.
Nos persigue el Chillán de nuestros ancestros, estemos donde estemos. Eres un suspiro del deportista que sale a otros lares en busca de triunfos; y también lo eres en otro más lánguido del errante que busca mejores condiciones en la lejanía de los países. Y te manifiestas en la paleta del pintor o en la palabra del político. En los juegos de los niños o en el arado del campesino, así como en la manta multicolor del corralero.
¡Sí!…nos persigues Chillán de la Historia de héroes y de talentos. De aquellos que hicieron desde aquí la Patria Grande. De aquellos que asombraron al mundo con sus creaciones. De aquellos talentos que siguen surgiendo sin parar, como si estuviéramos en la vertiente de la creación que brota de la generosa tierra y deslumbra en la variedad de la actividad humana.
Apareces en los textos de amplitud generosa que busca consensos, en las carcajadas juveniles que, como espuelas juguetonas, recorren parques y avenidas. Estás en los besos furtivos y en los legales; en el abrazo de soles y sombras, de amaneceres de oro y brillantes; de atardeceres argentinos que buscan el mar.
Estás presente Chillán en nuestro futuro, igual como en este presente. Quizás si con mayor fuerza en lo que vendrá, porque tu gente avanza por los caminos del progreso. Y lo hace sin descanso, con las certezas del que construye sendas para anidar las felicidades que disfrutamos entre tus brazos.
Estás presente porque lo tienes todo, Chillán, para no olvidarte.