Si, de mi trayecto humano y profesional. El cuarto de siglo vivido y trabajado allí me marcó. Instado por este aliciente partí a Valdivia el pasado viernes 4 para regresar el domingo 6, invitado por la Sociedad de Escritores de Chile, filial Valdivia. Descartado el tiempo de las 14 horas de viaje de ida y vuelta, permanecí allí, 46 horas que fueron intensas. Se trataba de la presentación de un libro 'Cantos de agua y lluvia', que 16 poetas de esta organización editaron.
La sala elegida fue el Club de la Unión que cubrió todos sus espacios con la gente que concurrió. Allí en este ambiente reactualizamos la amistad con muchos y antiguos amigos que aún viven y conocimos a otras personas, que en tal situación, transformamos rápidamente en amigos. Aquí estaban los exalumnos de otrora, tan activos como siempre, entre ellos Gloria Yobánolo y Luis Soto Mancilla, en tanto lamentábamos la ausencia de Teresa García, ex presidenta de la SECH Valdiviana quien se repone de una dura enfermedad en la localidad de Ranco.
Mientras eso ocurría, con todos sus avatares de por medio, el profesor universitario Lionel Henríquez Barrientos me regalaba sus dos libros de poemas 'Entre gritos de luz' y 'Gárgola, la aventura del espectáculo'. Otro tanto hacía Moisés de las Rosas Castro Parra, el poeta 'Huaso', quién esta vez se hizo presente con su nuevo libro 'En la senda de los sonrientes bajitos'.
El acto de 'Lanzamiento' que nos convocó transcurrió en un clima de alta atención, sobre todo en el momento en que los poetas antologados dieron lectura en voz alta, ante la concurrencia, que con respeto los escuchó y los aplaudió. El maestro de ceremonia, el profesor Luis Soto Mancilla, no sólo cumplió su cometido en excelente forma, sino que posteriormente me regaló un documento que acredita una conversación que hace años mantuvo con la folclorista Violeta Parra, sobre la cual me habló maravillas.
El sábado fue el primer día de protocolos. Salí a saludar a mis amigos de antaño. En primer lugar a la familia de mi compadre y profesor, fallecido en San Cristóbal, Venezuela, Mario Cerda Cuitiño. Su hijo Carlos, nos contó detalles de la muerte de su padre en el exilio. Una segunda visita fue para el escritor y músico Camilo Henríquez González, quien junto a su esposa Cecilia tuvimos una tertulia, que culminó con una grata convivencia. Finalmente mis palabras de reconocimiento y gratitud para mi anfitriona, la presidenta de la SECH Gladys Muñoz Torres y de su esposo Juan José Araya Muñoz. Ambos, junto a Gloria Yobánolo y su esposo Ernesto, nos prodigaron todas las atenciones que difícilmente olvidaremos.