De acuerdo a antecedentes entregados por la Encuesta Casen del año 2009, la Región del Bío Bío figuró ese año entre las 15 regiones de Chile, en términos relativos, con la mayor brecha de acceso a internet, lo que derivó en que el acceso en el hogar en las zonas rurales fuera ocho veces menor al acceso en el hogar de las zonas urbanas.

La Encuesta Casen 2011 evidenció un importante aumento de los hogares que poseen un computador en Chile y en la Región del Bío Bío, la cantidad de hogares con acceso a internet se incrementó de un 24,9% (Casen 2009) a un 32,6% (Casen 2011).

Hasta el año 2009 cerca de 7 millones de chilenos usaban Internet, el 2012 el número era de 12 millones que usan Internet de forma cotidiana. Mientras el gobierno del Presidente Sebastián Piñera se propuso alcanzar una penetración de banda ancha de 33% a nivel per cápita y de 70% a nivel hogares, y llegar así a niveles promedio de penetración y uso de países de la OCDE, en el gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet se han propuesto seguir avanzando ambiciosamente en este tema.

Por ello, la última semana de julio la presidenta Bachelet conoció el avance en la Región de los Ríos del proyecto WiFi Gob, que busca contribuir a reducir la brecha digital en aquellos lugares más vulnerables de Chile que poseen pocas alternativas de conectividad, fomentando la inclusión digital de la ciudadanía y otorgándoles acceso a nuevas tecnologías a través de Internet. Esta semana, el ministro de Transportes y Telecomunicaciones, Andrés Gómez-Lobo, reiteró el anuncio de que 153 localidades se verán beneficiadas este año en el país con alumbramiento a través de wifi gratuito. La implementación de la primera fase comenzó en julio con las regiones de Aysén, Los Ríos y Los Lagos, con 196 puntos de acceso. La segunda etapa del programa se iniciará en septiembre, en las regiones de La Araucanía, El Maule y O'Higgins, para finalizar el próximo año con 416 puntos de acceso. La inversión total del proyecto supera los $3.220 millones.

Si bien el proyecto busca dar mayor accesibilidad al servicio de internet gratuito en zonas apartadas, no se consideró para este año a la Región del Bío Bío, pese a que las cifras Casen hablan de una brecha que aún es una barrera para las zonas rurales. Chile ha logrado en los últimos años un crecimiento explosivo en banda ancha, móvil y fija, además de un fuerte crecimiento de la tecnología 3G para celulares. Es importante entonces que el acceso sea tanto igualitario como extensivo a todos los puntos del país.

Actualmente en el mundo se habla con mucha fuerza sobre innovación y emprendimiento; dos palabras que han estado vinculadas desde sus orígenes al quehacer académico. La experiencia internacional así lo demuestra, toda vez que las universidades funcionan como núcleos que despliegan la generación de conocimiento para transformarlo en aplicaciones prácticas que a su vez se traducen en nuevos productos o servicios para el mercado, los cuales son provistos por empresas consolidadas o por pequeñas empresas emergentes que surgen a partir, precisamente, de estas innovaciones. Sin embargo, la acción universitaria hacia el mundo empresarial no termina ahí: tan importante como la generación de investigación aplicada a los desarrollos empresariales, es la difusión de los mismos entre las empresas y el asesoramiento a empresas emergentes para la implantación de nuevos procesos y formas de producción, de manera de lograr saltos de productividad y permanencia en el tiempo como emprendedores y - ojalá al mismo tiempo - innovadores.

En otras palabras, se trata de funcionar bajo la lógica del acompañamiento, donde, por cierto, exista el apoyo del Estado de la mano de una importante red de soporte en asistencia técnica y financiamiento y que ayude principalmente a los pequeños empresarios tanto en su inserción, como mantención y progresión en el mercado.

Por ello, las universidades pueden llegar a ser aliados estratégicos para el desarrollo económico del país, prestando asesoría a las empresas, desarrollando sus capacidades, acompañando su permanencia en los mercados y ayudando en la solución de los problemas que enfrentan, particularmente las de menor tamaño, y que muchas veces tienen soluciones conocidas que son necesarias de poner al alcance de quienes bregan por la supervivencia cotidiana en el mercado.

Resulta, entonces, fundamental favorecer el encuentro entre la formación de capacidades, el incentivo a las empresas para innovar, el entorno y las políticas de innovación. Las universidades están llamadas a vincularse a ese nivel, para cruzar el puente desde la academia hacia el mundo productivo y apoyar una política pro emprendimiento como contribución a una economía más dinámica, sobre todo en un país como el nuestro, donde la investigación requiere responder a los reales desafíos del país.