El Gobierno ha optado por el llamado a la 'unidad' para enfrentar la compleja situación tras el atentado en el Metro. Por primera vez el Gobierno recurre a la unidad para enfrentar el terrorismo. Si bien el llamado es valorable, debe tenerse presente que hasta ahora esta materia ha sido objeto de persistente confrontación de la izquierda con la Alianza. La Nueva Mayoría se enfrentó duramente al Gobierno anterior, rechazando proyectos como el que sanciona a los encapuchados y el que da mayores atribuciones a Carabineros; ante la invocación de la Ley Antiterrorista por hechos graves (Caso Bombas, La Araucanía); y durante todo el proceso del Caso Bombas. La unidad no puede transformarse en una forma de censura política, menos en una materia de tanta sensibilidad para los chilenos. El llamado del Gobierno no puede ser un obstáculo para que la oposición ejerza su legítimo rol, puntualizando aquello que nos parece incorrecto o deficiente. Más allá de las medidas puntuales que se están adaptando hoy, el Gobierno debe tomar a la brevedad al menos tres decisiones de trascendencia política y comunicarlas con claridad, entre ellas ; definir cómo enfrentará situaciones de similar gravedad en La Araucanía y si persistirá en su decisión de no invocar la Ley Antiterrorista en esa zona, aclarar cuál es la orientación que dará a la reforma a la Ley Antiterrorista y qué nuevas facultades aspira a darle al Ministerio Público, a las Policías y a la ANI. Las señales que se han dado desde la campaña presidencial en esta materia son contradictorias. Mientras el Fiscal Nacional, las policías y varios especialistas hacen hincapié en la necesidad de contar con mayores instrumentos, coordinación y flexibilidad para la investigación, el Gobierno, organizaciones de DDHH y parlamentarios de la izquierda insisten en el origen no democrático de la Ley Antiterrorista. El gobierno debe terminar con las indefiniciones y ambigüedades en uso de Ley Antiterrorista recordemos que en la primera semana de su mandato, el Gobierno informó que no invocaría la Ley en los hechos que tuvieran lugar en la región de La Araucanía. El Ministro del Interior señaló entonces - y lo ha reiterado en varias oportunidades en estos meses 'no vamos a ocupar la Ley Antiterrorista para resolver conflictos sociales', con estas palabras los chilenos no sabemos que esperar en materias de seguridad.

Septiembre, el Mes de la Patria, es asociado tradicionalmente a las Fiestas del 18 y 19 de Septiembre, los asados, las empanadas, el baile nacional de la cueca; es en este mes en que nos acordamos de los huasos con sus trajes típicos, de la fuesta del rodeo chileno con sus aperos y espuelas. En fin, pareciera que septiembre es el mes en que nos dedicamos a revivir nuestra chilenidad, costumbres y a valorar más a nuestros personajes típicos.

La pregunta que cabe hacerse, sin embargo, es ¿debemos esperar un mes específico del año para valorar realmente lo que significa el espíritu de chilenidad? Ciertamente que no, y afortunadamente la Provincia de Ñuble es un tesoro vivo todo el año.

Llegado el verano, olvidadas ya las fiestas del 18, las trillas, los festivales costumbristas y las fiestas típicas religiosas, rescatan parte trascendental de las tradiciones tan nuestras. En el verano, se vive también en profundidad la fiesta del rodeo, que también se ha mantenido como un deporte nacional desde la Independencia.

Hay, por el contrario, personajes tan nuestros que vemos en la citidianeidad y que no siempre sabemos rescatar. Están por ejemplo aquellas alfareras de Quinchamalí, que resguardan la tradición de las imágenes en greda. Gracias a que han sido reconocidas hoy como un patrimonio vivo por la Unesco, es que podrán desarrollar su arte más holgadamente, con apoyo gubernamental para que este oficio no se pierda, sino que se enseñe, se transmita y se proteja adecuadamente.

Hay otros oficios que ya no gozan de la misma suerte y pese a ser tan relevantes para la cultura del centro sur del país, poco a poco se van apagando. Es el caso de los talabarteros, que se mantienen gracias a una demanda segura con los criadores de caballo chileno. Otros que nos alegran cada septiembre son los chinchineros, los payasos del circo. Gracias a una iniciativa de ley, próximamente los rayueleros serán reconocidos por practicar un deporte nacional que será promovido por el gobierno. Otros, en tanto, como aquel vendedor callejero del motemei, se han quedado en la historia local. Está claro que cuando un país defiende, proteje y enseña su cultura, está protegiendo sus raíces, su identidad y aquello que hace que su gente sienta el patriotismo y el amor por pertenecer a un territorio con historia común. Este 18 de Septiembre dejemos un minuto para difundir entre los más pequeños el significado último de esta fecha, que un grupo de compatriotas se reunió hace 200 años para formar una nación libre y soberana para determinar unida su futuro.