En estas fechas tan especiales, aflora el patriotismo por todos lados. Con banderas flameantes encumbradas en lo alto de las casas, de los edificios, en los vehículos… Banderas, escudos, palabras llenas de connotaciones. La Patria la sentimos en nuestro interior, con la ternura de la madre, con la fuerza del padre, con las convicciones del maestro, con la suavidad del suspiro de los enamorados. Ha sido así desde que hemos sido concebidos, desde que respiramos, desde siempre. Pero, ¿cómo se siente la Patria cuando se está lejos? ¿Cuál es la percepción, la evocación, el sentimiento…?.
Me pasé 34 años deambulando por el mundo, en un exilio infamante. Me pasé esos 34 años sin poder cantar la Canción Nacional completa, porque nada más comenzar se me hacía un nudo en la garganta que me impedía articular palabra. Y las lágrimas brotaban a raudales, dejándome sólo la visión quemante del recuerdo de la tierra lejana.
Un drama singular. Por desgracia, una historia demasiado común para muchos. Entonces surgía el concepto de Patria con el dolor consumiéndonos el alma.
Quien haya vivido lejos, por cualquier razón o circunstancia, en estos días de festejos patrios, en forma inconsciente construye una Patria idílica, con los mejores recuerdos. Y cada cual hace su propio 'Dieciocho', en la forma que puede y con los medios que encuentra a mano.
La empanada y el vaso de vino son símbolos recurrentes. La banderita tricolor, junto a la música, se convierten en complemento perfecto. La foto de la familia y de los amigos dejados lejos, la compañía infaltable. Emborracharse solo, en habitación extraña, fue a veces el falso escape para apagar el dolor. Eso fue en el comienzo.
Después, la lucha cotidiana por la supervivencia, fue la distracción para no entorpecer la adaptación al medio. Y más tarde, aceptar la realidad tal como nos llegó, calmó las angustias. Entonces, comenzó la construcción de una Patria Chilena, a nuestra imagen. Reunión con amigos, en familia, organización de eventos y remedo de gastronomía criolla, ponían el complemento para celebrar unas fiestas en homenaje a la Patria lejana en la geografía, pero cercana en el corazón. Había mucha imaginación en todo aquello.
Era el sentimiento del chileno que vive fue Son vivencias del pasado que rejuvenece cada año, para seguir sintiéndose chileno, esté donde esté. Y a eso, también le llamo ¡patriotismo!.