Jonathan Cisternas y su segundo aire
fútbol. El volante se ha transformado en una de las piezas claves de Ivo Basay.
Tiene 34 años pero sin duda, desde que Ivo Basay se hizo cargo de la banca del Rojo, Jonathan Cisternas lentamente se ha ido transformando en uno de los pilares en los que descansa el andamiaje futbolístico de Ñublense.
Hombre de mil batallas, en el último partido ante Colo Colo, el jugador que vistió las camisetas de Cobreloa y Universidad de Chile (sólo por nombrar algunas), fue uno de los patrones del mediocampo chillanejo, junto a Mathías Riquero. Poseedor de un estado físico envidiable, realizó un gran despliegue físico en la cancha del David Arellano. Incluso se dio maña para desbordar por el sector derecho del ataque del Rojo, en el segundo minuto de adición, y enviar un centro, que lamentablemente, Sebastián Varas no pudo conectar de buena manera, cuando todo Ñuble celebraba el gol del exdelantero de San Luis de Quillota.
Generoso en la entrega, en la era Basay ha puesto al servicio del equipo toda su experiencia, la que sin ir más lejos, lo llevó incluso a vestir la casaquilla de la selección nacional durante la Copa América de Perú 2004, en la derrota de la Roja ante Brasil por 1 tanto contra 0.
FIGURA
El excelente presente futbolístico de Cisternas, no pasó inadvertido para los medios de prensa presentes en el Monumental, para quienes el penquista fue una de las figuras del encuentro.
Si bien es cierto, no es de esos jugadores que brillan en los partidos, Cisternas es de aquellos que en base a su regularidad y compromiso con los objetivos del equipo, son de las piezas que cualquier entrenador quisiera poder tener en su esquema futbolístico. Y de la mano de Ivo Basay, a sus 34 años, se ha encargado de comprobar cada fin de semana dicha premisa del mundo futbolero.