A raíz del impacto que tuvo la revelación que el grupo Penta -investigado por el Ministerio Público por delito tributario- habría financiado campañas políticas de candidatos de la Unión Demócrata Independiente (UDI) a través de aportes reservados, ayer se conoció una encuesta realizada por la Universidad Central ( Imaginacción y Cooperativa) dando a conocer la percepción de las familias chilenas en torno al tema que ha marcado la agenda informativa durante las últimas semanas.
Se trató de un sondeo telefónico aplicado a medio millar de personas en el territorio nacional y el cual determinó principalmente que un 87,9% de las personas consideran que el financiamiento debe ser público y transparente, mientras que el 10,9% aseguró que los aportes debieran ser secretos o reservados.
De igual modo, el sondeo estableció que un 73,5% de los encuestados dijo no estar de acuerdo con que las empresas donen dineros a candidatos para sus campañas políticas (versus un 22,6% que acepta los donativos) y, paralelamente, que un 82,4% estima que el Estado tampoco debe financiarlos y que cada partido debe resolver cómo financia sus actividades.
He aquí donde se produce un aspecto peligroso y que no revela otra cosa que la desafección que una gran parte de la ciudadanía tiene con el mundo político, al demostrar un desinterés por el modo de su financiamiento y por la mala imagen que para algunos conlleva.
El cerrarse a una vía de financiamiento formalmente definida y regulada, abre el camino para que el respaldo tras millonarias campañas electorales surja de dineros de dudosa procedencia y que comprometa a las autoridades con grupo de poder peligrosos para la institucionalidad. Así, entonces, es importante que la política pueda a optar a un financiamiento claro, transparente y fielmente conocido por los electores, así como también igualitario para los distintos partidos políticos, independiente del gobierno de turno. Sin duda que una ley de este tipo debe ir aparejada con otras normativas como la que regula el lobby y el sistema electoral mismo.
La transparencia es la mejor vía para combatir la corrupción, un aspecto en el cual Chile resaltaba en el mundo hasta antes de conocerse el alcance de los escándalos financieros que han golpeado a los consumidores que observan con preocupación hechos de colusión entre grandes conglomerados económicos (llámese caso Pollos, Farmacias o multitiendas).