Diagnóstico equivocado, resultado desastroso
Napoleón Bonaparte decía que "Nunca interrumpas a tu enemigo cuando está cometiendo un error", pero como oposición no podemos ser cómplices del deterioro de las condiciones económicas del país y del empobrecimiento de nuestra clase media. De acuerdo a los datos publicados por el Banco Central, la actividad económica creció en septiembre en 1,4%, muy por debajo de las expectativas que estaban entre 1,7% y 2% (pese a que septiembre contó con dos días hábiles adicionales respecto del mismo mes en 2013).
La actividad económica ha crecido 1,0% en 12 meses y 1,8% en lo que va del año 2014, con lo cual algunos especialistas están proyectando dificultades para alcanzar la meta crecimiento de 2%. Asimismo, para el trimestre julio-septiembre se registra un 0,9%, el peor desempeño en ese tramo del año desde el 2009.
Un dato que obliga a mirar con mayor detención el panorama económico, es que el crecimiento de 2014 alcanza su nivel más bajo de los últimos 30 años, sin considerar las crisis Asiática y Subprime de 1999 y 2009 respectivamente. Entre marzo y agosto, el Ministro de Hacienda insistió en que la economía iría "de menos a más" y que el Gobierno implementaría un conjunto de políticas para revertir "la desaceleración heredada". Luego insistió en que la promulgación de la Reforma Tributaria despejaría incertidumbres y se iniciarían las señales de reactivación. Y en las últimas semanas ha vuelto a adjudicarle a factores externos el debilitamiento de la economía.
Lo cierto es que para la mayoría de los especialistas, primero, las causas de la desaceleración están dentro y no fuera de Chile; y, luego, ésta no se explica sólo por la incertidumbre -despejada ya a partir del acuerdo entre Gobierno y oposición para la Reforma Tributaria- sino principalmente por la caída de los incentivos y el mayor costo que ella implica para la inversión. Asimismo, desde el Gobierno y la Nueva Mayoría se siguen dando señales que contribuyen a la incertidumbre: el impulso a la reforma al Código de Aguas, la reforma laboral cuyo contenido aún no se conoce; y un debate abierto respecto de la Constitución, sin que hasta ahora el Ejecutivo se haya pronunciado con claridad respecto a los cambios concretos que se aspira a impulsar.
El país necesita con urgencia certezas mas que incertidumbres y unidad en el conglomerado que gobierna para recuperar crecimiento y la generación de empleos que es la prioridad para las familias chilenas.
Frank Sauerbaum