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Incertidumbre es la que ronda en la familia Mardones Troncoso, propietaria del terreno donde se produjo el voraz incendio que destruyó una vivienda y acabó con la vida de José Raúl Rojas Balvoa, quien 24 horas después de ocurrido su deceso, aún no era retirado por sus familiares desde el Servicio Médico Legal.
El hombre, de 54 años, falleció calcinado al interior de su pieza, que arrendaba hace tres meses en la población Wicker, al oriente de Chillán, lugar que ardió, pese a la rápida acción de bomberos que nada pudieron hacer ante la rápida propagación de las llamas.
La tragedia ocurrió al interior de una amplio terreno, específicamente en la primera casa que da hacia la calle Vicuña Mackenna. Fabricada con material ligero, las llamas no tardaron más de 10 minutos en consumir la estructura y los enseres.
Solitario hombre
Según comentó David Mardones, pocos minutos antes de la desgracia, vio a José Rojas preparando fuego en un brasero que ocupaba.
"No sé si era pirómano, pero le gustaba mucho el fuego. No importaba la temperatura en el ambiente, preparaba su brasero todas las noches", relató Mardones.
Ya a las 22.00 horas, se percató de que las llamas se asomaban por las ventanas. "Al lado de su estufa tenía un bidón con parafina, que explotó cuando fue alcanzado por las brasas", señaló Mardones, quien señaló que hasta ahora, ésta es la causa más factible del siniestro.
Al pensar en el riesgo que corría su hermana, corrió hasta la vivienda, donde vio a José Rojas tendido en el piso en posición encogida.
"Él sufría de epilepsia, y debe haber tenido un ataque, porque no me explico porqué no salió de ahí", expresó. Pese a que con un balde lleno de agua intentó hacerlo despertar, las llamas impidieron que lo salvara.
"Ya no me podía acercar a la casa. Entendí que ya no había nada que hacer, así que corrí hacia mi casa (ubicada al fondo del terreno), para protegerme".
Según comentó David Mardones, su hermana, María, vivía sola y decidió arrendarle una pieza porque José venía solo. Actualmente no tenía trabajo y sólo se dedicaba a obras menores, como picar leña.
"Hace como un mes ella hizo los trámites para revisarse en el consultorio y ahí le diagnosticaron la epilepsia", comentó David Mardones.
Según los vecinos, era un hombre introvertido y que no siempre respondía el saludo.
No obstante, destacaron que en general, era una persona muy tranquila. Ya con la vivienda destruida, David Mardones, junto a sus hermanas, sacaron los escombros para recibir la ayuda del municipio de Chillán, quien prometió hacer llegar una mediagua para la afectada. No obstante, David comentó que "ahora sólo falta que la CGE nos dé la luz, nuevamente".