Un informe de más de 500 páginas cuya elaboración demoró más de cinco años y requirió del análisis de miles de cables de inteligencia, fue revelado ayer por el Comité de Inteligencia del Senado de EE.UU., en el que asegura que los interrogatorios realizados por la CIA durante la administración de Bush a sospechosos de terrorismo fueron "brutales y mucho peores" de lo que habían admitido inicialmente los agentes.
El reporte abreviado de 525 páginas fue publicado en medio de una gran expectación y ante el temor de que su divulgación pueda provocar protestas violentas en todo el mundo.
El reporte sugiere que los métodos empleados para los interrogatorios después de los ataques del 11 de septiembre de 2001 equivalen a la tortura, y señala que con ellos no se consiguieron informaciones relevantes. Afirma, además, que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) engañó al Gobierno, al Congreso y a la opinión pública sobre el éxito del programa de interrogatorios.
"Los interrogatorios a detenidos de la CIA fueron brutales y mucho peores de lo que la CIA presentó a los legisladores y otros", dijo la senadora demócrata Dianne Feinstein, presidenta del Comité, quien señaló que no hay duda de que "los detenidos por la CIA fueron torturados".
El informe precisa algunos de los métodos utilizados por la CIA en los interrogatorios en cárceles secretas en Europa y Asia: waterboarding o ahogamiento simulado, privación de sueño durante una semana, rehidratación rectal o alimentación rectal, baños helados y amenazas de muerte.
"El uso de la CIA de técnicas de interrogatorio mejoradas no fue un método efectivo de adquirir inteligencia o ganar la cooperación de los detenidos", señala el informe del Comité, quien añade que su uso dañó la imagen de EE.UU. en el mundo.
La administración Obama y los republicanos se encuentran divididos sobre la necesidad de hacer público el informe. Los senadores republicanos Marco Rubio y Jim Risch criticaron con dureza el documento, que calificaron de parcial y defectuoso.
Los legisladores explicaron que votaron en contra de que se hiciera público porque "su difusión puede poner las vidas de estadounidenses en riesgo, ser usado para contribuir a la propaganda contra EE.UU. por sus enemigos y dañará la política exterior estadounidense".
El Presidente estadounidense, Barack Obama, calificó de "alarmante" el programa de interrogatorios de sospechosos de terrorismo que llevó a cabo la CIA tras los atentados terroristas del 11-S y prometió hacer lo posible para que no se repita. "Refuerza mi opinión de que estos duros métodos no sólo fueron incompatibles con nuestros valores como nación, sino que no sirvieron a nuestros esfuerzos contra el terrorismo o a nuestros intereses de seguridad nacional", afirmó el Presidente.