De acuerdo a los datos presentados hace unos días en la encuesta CASEN, la pobreza por ingresos, según la medición tradicional, pasó de 15,1% en 2009 a 7,8% en 2013, siendo la cifra más baja reportada desde que se realiza. La caída de la pobreza respecto de la medición anterior 6,6 puntos porcentuales, es la mayor baja histórica desde que se toma la encuesta, equivalente a una baja de 45,8% es decir, la pobreza se redujo casi a la mitad entre las mediciones 2011 y 2013. La disminución de la pobreza experimentada entre el año 2009 y 2013 significa que cerca de 1 millón 200 mil personas salieron de la pobreza durante el período del Gobierno del Presidente Sebastián Piñera. Esto contrasta con lo ocurrido con el primer período de la Presidenta Bachelet, cuando la pobreza subió de 13,7% a 15,1% entre 2006 y 2009, lo que significó que más de 350 mil personas cayeran o retornaran a la pobreza. Una de las características de la medición 2013 de la CASEN, es que por primera vez incorpora dos nuevas maneras de ver la pobreza, siguiendo el trabajo desarrollado por el Gobierno anterior, pobreza por ingreso con nueva metodología, a partir de una actualización de la canasta básica y una serie de cambios adicionales y pobreza multidimensional, que incluye variables de salud, educación, vivienda y trabajo, de forma de dar una visión más integral sobre el problema de la pobreza, estas modificaciones beneficiaran a Ñuble ya que se podrá medir la pobreza en sectores rurales con mas claridad. Sin duda estos son resultados alentadores y muestran con claridad que políticas públicas focalizadas en los más necesitados como el ingreso ético familiar, la generación de empleo y oportunidades del emprendimiento son la receta más efectiva para ir dejando atrás la amargura de la indigencia y la pobreza. Nos hubiese gustado ver al gobierno celebrando estos resultados y no tratando de ocultarlos o aminorarlos, la baja en las cifras de pobreza chocaron con la miseria del gobierno que vio en este éxito una amenaza a sus intereses, o quizás se avergüenzan de haber terminado con programas enfocados en el combate a la pobreza que aunque exitosos tienen el pecado de haber sido implementados en un gobierno de derecha. Aun quedan chilenos sufriendo por este flagelo y se debe enfrentar con decisión y unidad de propósito, no hay derechas ni izquierdas cuando no hay que "echar a la olla" y los ciudadanos esperan grandeza de su clase política.
Frank Sauerbaum