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El "lapsus" del director de Conaf

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Una vez más el concepto "errores involuntarios" toca de cerca a nuestras autoridades. Y es que en medio de la preocupación por los diversos incendios forestales que afectan a nuestra región y el anuncio de la declaración de Alerta Roja para las cuatro provincias del Bío Bío, el director regional de Conaf, Jorge Morales sorprendió al hacer un llamado abierto a las personas que viven en las zonas de más riesgo de siniestros a "autoprotegerse" frente a estas emergencias. En su línea de argumentación, el personero de gobierno agregaba que estas personas debían "apropiarse de su territorio". Hasta ese momento, uno podría entender el mensaje del director regional de la Onemi como un emplazamiento a la comunidad a tener un rol más activo y estar alertas frente a elementos que podrían favorecer la ocurrencia de incendios. Sin embargo, donde de la autoridad comete un gravísimo error es, a renglón seguido manifestar que "no es labor del Estado ir a protegerlos a ustedes a los lugares donde viven". Es justamente el Estado el encargado de velar porque las personas vivan en un espacio físico que otorgue las mínimas condiciones de seguridad, por otorgar la tranquilidad y apoyo ante situaciones de emergencias como las que viven por estos días los damnificados por los incendios forestales en la provincia de Arauco. Pero el director de la Onemi del Bío Bío vuelve a cometer un segundo error. Al referirse a la situación compleja que viven los damnificados en la localidad de Laraquete agregó que estaba seguro que "más de alguno sabe quién fue el que ocasionó ese incendio". Una aseveración de ese tipo solo tiene como destino el que la población no crea en sus autoridades y a la vez es una más de las causas que desprestigian a nuestros políticos, que por comentarios destemplados aumenten la brecha con los ciudadanos. Horas después de este "lapsus" del Jorge Morales, sería el intendente de la región del Bío Bío, Enrique Inostroza, quien cerraría el bochornoso episodio remarcando que "El Estado tiene la obligación de proteger" a la población.

Nuestro archivo

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Agricultura de Quillón se recuperará en siete años

Al menos siete años demoraría en recuperarse la agricultura en la comuna de Quillón, como consecuencia del megaincendio. En este escenario adverso, los cereceros del valle del sol están preocupados. El gobierno dispuso dos etapas de ayuda para los pequeños agricultores (patrimonio menor a 3.500 UF y

Coihueco entre las 10 comunas más pobres

hasta 12 hectáreas de riego básico").

En marzo parte licitación del embalse Punilla

La última encuesta Casen estableció que Coihueco se encuentra entre las 10 comunas más pobres del país. Según estimación para áreas pequeñas, la zona cordillerana presenta una tasa de pobreza de 32,9%. El alcalde Carlos Chandía cree que la falta de inversión privada y ruralidad del sector, son factores en contra.

Hágase la luz

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Una luz potente y blanca ilumina la calle donde vivo. Rosas se ve clarita. Y me dicen que ya son muchas las calles de esta ciudad que están siendo iluminadas con los nuevos sistemas Led. Nos alegramos por ello. Hay diferencias enormes en cuanto al blancor de las nuevas y la amarillenta luminosidad de las anteriores. Me comentan que el ahorro va a ser también importante. Para ver las diferencias, me fui a la Avenida Brasil, que tiene renovada solamente su vereda poniente, y lo comprobé. Hay mucha inversión en esta tarea. Pero es dinero bien gastado, entonces, puesto que ganamos, además, en seguridad. Cuando hay más luz, el delincuente cobarde se retrae, ya que está acostumbrado a actuar sobre seguro, por sorpresa y en la oscuridad. Cuando hablo de estos asuntos, me acuerdo de aquellos años cincuenta de mi infancia, en el Chillán pedregoso y apenas iluminado por ampolletas de filamentos, incrustadas en lo alto de los postes. Iluminaban, si…pero poquito. Más bien, para no perder la huella de la vereda por donde caminábamos a tropezones, por las piedras y los hoyos. Aquel entonces había muchos árboles, bajitos y frondosos. Y con la poca luz del servicio público, la oscuridad era intensa. Por ello, los cogoteros abundaban. Y la gente se abstenía de salir a la calle, si no fuera por algo muy urgente. Las carretelas y carretas transitaban con un chonchón o un candil de vela, que servía apenas para distinguirles a lo lejos. Los pocos autos que transitaban, también tenían luces amarillentas. O sea, vivíamos en una ciudad oscura y polvorienta…¡tan lejana a lo que es hoy!.Recuerdo una anécdota ocurrida a un "tío por afecto", que se quedó en casa de un amigo jugando a la brisca. Y le pusieron un poquito del tinto que nos hace famosos, de tal manera que a la medianoche, cuando se fue a su casa, "lo agarró el aire y se le hizo borrosa la visión". En pleno centro, vio en lo alto, en medio de la calle, una luz roja intensa, fuerte, que le asustó. Vio un edificio que estaba iluminado y entró a la carrera. El portero lo paró en seco con "Adonde vá?", a lo cual mi tío respondió: "vengo arrancando…los extraterrestres nos invaden…mire…mire la luz roja esa, significa que un plato volador está llegando…". El portero miró y soltó la carcajada: "Señor, váyase derechito a su casa…es la nueva luz que pusieron en la paila (sirena) de los bomberos…".

Miguel Ángel San Martín