En este verano hemos tenido la suerte de compartir la visita de tres amigos procedentes de Ecuador. Aquí el anfitrión mayor fue el profesor Juan Gabriel Araya, quien hace muchos años viajó a Bogotá (Colombia) a hacer un posgrado en el Instituto Caro y Cuervo, que funciona en esa ciudad. Allí se encontró como compañero de curso, con el profesor ecuatoriano Pedro Reino Garcés, con el cual generó una profunda amistad. Ese sentimiento se proyectó a través de esa visita, cuyo aporte yo también recibí. Cuando en una tarde plena de sol en este verano hicimos una cordial tertulia. El profesor Reino estuvo acompañado por su esposa, colombiana, Rosalba Fonseca y su hermano Wilson. Fue muy grato conversar con ellos, sobre su labor como profesor, historiador, escritor y sobretodo como ecuatoriano, pueblo del que tenemos tantas referencias de quienes han vivido o viajado hasta allí. El profesor Reino es catedrático Universitario, docente de la Universidad de Ambato. Es profesor de Fonética y Fonología, Semántica, Historia del Español y Dialectología. Regularmente escribe para periódicos y revistas, donde también publica poemas. Actualmente es Cronista Oficial y Vitalicio de la ciudad de Ambato. Ha escrito en poesía "Huracanes de sangre", "Ecos telúricos", "Los cirios de Piedra" y "Guitarra cósmica". Y en narrativa, las novelas "La Ushinga", "Mazorra- Las voces de mis calaveras" y "Los quejidos del sol", todas estas obras, entre los años 1982 y 2007. En esta línea escritural, ha publicado más de cien títulos entre literatura, semiótica, lingüística, historia y artículos periodísticos. Su obra más relevante es "Los Quejidos del Sol", que obtuvo el Premio "Parlamento Latinoamericano 2004". Entre los libros que me regaló está precisamente ése, que él califica como Historia Literaturizada. Yo la percibo como Historia testimonial de Ecuador. No se trata - dice el autor - de alimentar sentimientos anti-hispánicos, sino de contribuir a la reflexión sobre las conductas y los abusos que generó la barbarie de la conquista americana. "El pueblo aborigen ecuatoriano adoraba y lo sigue haciendo al sol, como el pueblo nuestro lo hace con la pachamama. La madre tierra. De ahí el nombre del libro "Los quejidos del sol". Esta visita del profesor Reino y sus acompañantes, se constituyó en un amable testimonio de amistad.
Carlos René Ibacache