Cargados de razones
Estamos cargados de razones para mostrar nuestra indignación. Las gotas que llenan los vasos de la paciencia, que cada día recibimos a través de los diversos medios de comunicación, así nos lo demuestran.
Hablamos de los Pentas, de los Dávalos/Luksic, de La Polar, de las farmacias, de los casos Lan, las AFP, y tantos otros, son razones que nos insultan, que nos hieren la sensibilidad y que nos indignan, definitivamente.
Por eso, la epidermis del ñublensino, habitualmente resistente a los más diversos episodios de la naturaleza, cuando nos ataca la corrupción, reacciona enrojeciendo a la sociedad, alterando los sentimientos y nos obliga a abrir el cauce de las protestas. Y estas manifestaciones no significan otra cosa que la reacción concreta y contundente de una sociedad harta de los sinvergüenzas, de inescrupulosos que tratan de engañar a su propio pueblo.
En Chillán, el sábado 21, a partir de las 10 de la mañana, una verdadera marea blanca de indignados ciudadanos se va a dar cita para gritar - con cantos y con sonrisas- su indignación contra los caraduras corruptos que hoy se enfrentan a la justicia. Y esa justicia debe actuar por los caminos de la verdad, dentro del marco de nuestra juridicidad, ejerciendo sus funciones como lo está establecido en nuestra Carta Fundamental.
La sociedad se ha dado unos lineamientos que regulan nuestra convivencia. Son obligaciones de cada uno conocerlas y respetarlas. Y son obligaciones de los tribunales hacerlas cumplir, sin privilegios, sin atajos, con mano certera. Cada cual haciendo su pega.
Cuando aquellos que elegimos para que desarrollen nuestra democracia se desvían del camino y se dejan seducir por otros que le muestran el dinero fácil y los privilegios, nosotros debemos alzarnos como garantes de aquella convivencia en paz, en progreso y en solidaridad. Son tan corruptos los que corrompen como los que se dejan corromper.
Las razones nos asisten, por lo cual no dudamos en echarnos a la calle para realizar una fiesta democrática, sin violencias y blanca en prueba de transparencia, muy transversal en señal de respeto y tolerancia, pero muy concreta y razonada en contra de la corrupción.
Ni un grito de más, ni un gesto hostil al vecino. Todos, simplemente todos juntos, con las manos limpias y el corazón puro, para limpiar de corruptos nuestra sociedad, para terminar con las granjerías de los sinvergüenzas. Una camisa blanca, un globo blanco, una bandera chilena y la familia completa, a la calle el sábado 21. Chillán será el centro de la fiesta nacional de la indignación.
Miguel Ángel San Martín