Diversidad genética contra el cambio climático
A principios de Enero último, en la ciudad italiana de Roma, la Organización de las Naciones Unidad para la Alimentación y la Agricultura (FAO), reveló los resultados de una investigación en la cual se afirma que "Los recursos genéticos tienen un papel fundamental que desempeñar en la alimentación del planeta, en especial al avanzar el cambio climático más rápidamente de lo previsto".
Al dar a conocer el resultado de esta investigación, la Directora General Adjunta de la FAO, María Helena Semedo, advirtió que "Aún queda mucho por hacer para estudiar, conservar y utilizar la diversidad biológica que sustenta la producción alimentaria mundial".
La práctica acumulada por millones de campesinos desde los primeros tiempos de nuestra civilización, nos enseña que tanto las plantas como los animales, han desarrollado una gigantesca capacidad para soportar condiciones climáticas cambiantes. Esta capacidad para adaptarse -según los especialistas de la FAO- "es el resultado directo de la diversidad genética". Se dice también que "la materia prima de los sistemas alimentarios, es clave para ayudar a la agricultura a adaptarse a las variaciones del clima y al aumento de las temperaturas".
Asimismo -subraya María Helena Semedo- "En un mundo con temperaturas más elevadas y condiciones meteorológicas más variables y severas, las plantas y los animales destinados a la alimentación deberán tener la capacidad biológica para adaptarse más rápidamente que hasta ahora". Paralelamente a las conclusiones de los científicos, la realidad indica que en el futuro próximo, millones de personas "cuyos medios de vida y seguridad alimentaria dependen de la agricultura, la acuicultura, la pesca, la silvicultura y la ganadería pueden enfrentarse a condiciones climáticas sin precedentes". En este cuadro, la FAO recomienda a los campesinos que "desarrollen al máximo todos sus conocimientos sobre los recursos genéticos para la alimentación y la agricultura, donde se encuentran, cuáles son sus características (por ejemplo, resistencia a la sequía o enfermedad) y cómo pueden gestionarse mejor".
Un aspecto central de las investigaciones realizadas tanto por la FAO, como por universidades, gobiernos y organizaciones campesinas concuerdan todas en destacar que "el tiempo no está de nuestra parte", lo que obliga fortalecer el rol de los recursos genéticos para auxiliar a los agricultores, pescadores y silvicultores a hacer frente al cambio climático.En este escenario tanto los principales líderes campesinos como los especialistas de la FAO, concuerdan en que debe desarrollarse con mucha vitalidad una estrategia "para evitar prácticas que destruyan la biodiversidad o socaven la salud de los ecosistemas agrícolas. Por ejemplo, el uso de insecticidas de amplio espectro que tengan efectos negativos sobre los insectos polinizadores".
Por Eduardo Henríquez P.