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la falta de sueño puede alterar las reacciones emocionales

descanso. Las personas que duermen mal tienden a sufrir alteraciones en su respuesta frente el estrés, que a su vez interfiere en la calidad del sueño.

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Matthew T. Feldner, académico de la Universidad de Arkansas, editó recientemente un libro que resume una serie de investigaciones sobre la relación entre el sueño y los diversos componentes de la emoción y el afecto, asociados a trastornos del estado de ánimo, la ansiedad y la depresión.

La pérdida de sueño estaría conectada a la probabilidad de reaccionar de manera emocional a una situación estresante. Esta premisa es uno de los hallazgos consignados en el libro "El sueño y el afecto: evaluación, teoría e implicaciones clínicas".

"En nuestro estudio hemos querido averiguar si existe una relación entre la pérdida de sueño y nuestra respuesta emocional. Vimos que si una persona pierde una noche de sueño responden con más emoción a un laboratorio 'estresante'", explicó Feldner, editor de la publicación, en un comunicado institucional.

"Uno de los temas que surgieron a través de estos capítulos es que ciertos componentes de las emociones parecen estar particularmente vinculados al dormir. Lo que llamamos 'estrés' tiende a ser emocionalmente más excitante para las personas que no han dormido bien, y la excitación emocional también parece interferir en la calidad del sueño", sostuvo el autor del libro, quien trabajó con Kimberly Babson, especialista en estrés postraumático en Menlo Park, California.

Babson realizó un estudio sobre la materia bajo la supervisión de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) en Estados Unidos. En conjunto con Feldner, sintetizó las últimas investigaciones sobre las interrelaciones entre el sueño y el afecto.

"Presentamos esta información de una manera que ayude a los médicos que evalúan los problemas del sueño y otros relacionados con la ansiedad y el estado de ánimo, cuando un paciente está buscando tratamiento para uno y tal vez no en el otro. Al mejorar el sueño, podemos mejorar nuestros tratamientos para los problemas de ansiedad", indicó Babson.

El libro también incluye los últimos avances en neurociencia relacionados con la pérdida del sueño. A juicio del autor, hay efectos en la falta de sueño sobre el funcionamiento del circuito de regulación emocional del cerebro.

"Algunas de las estructuras neurobiológicas que creemos que están implicadas en la regulación de las experiencias emocionales o afectivas no parecen funcionar de la misma después de un mal dormir, como sí lo hacen cuando estamos totalmente descansados", añadió Feldner.

el sueño y la ansiedad

Existen diversas investigaciones que avalan la relación entre un mal dormir y los trastornos emocionales. Por ejemplo, una publicación reciente de The Lancet afirma que el insomnio aumenta el riesgo de sufrir ansiedad, cardiopatía y diabetes.

Otro estudio publicado en JAMA Psychiatry en agosto del año pasado sugiere que el dormir mal aumenta el riesgo de padecer una depresión grave.

"Estos hallazgos sugieren que las perturbaciones del sueño son de forma individual un factor de riesgo válido, independiente del estado de ánimo deprimido, y que vale la pena enfocarse en ellas como un potencial factor de riesgo y herramienta de detección e intervención", señaló Rebecca Bernert, académica de la Universidad de Stanford y líder del estudio.

"La idea es sencilla: cuando dormimos mal, eso afecta la forma en que nos sentimos y en que manejamos muestras emociones, además de la toma de decisiones", apuntó la investigadora.

Los alimentos poseen diversas propiedades que ayudan al organismo. Uno de los productos que ayuda al buen dormir es la leche caliente, por lo que se recomienda beber una taza antes de acostarse. La avena y las almendras también son aliados del sueño reparador, así como el pavo, el pan integral y los productos que contienen Omega-3. En cuanto a las hierbas, las infusiones recomendadas son la melisa, la pasiflora (flor de la pasión), la valeriana y el té de tilo.

un estudio asegura que la contaminación del aire produce ansiedad

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Un trabajo publicado en la British Medical Journal y realizado por la Universidad Johns Hopkins y la Escuela de Salud Pública de Harvard asegura que existe una estrecha relación entre la contaminación del aire y la ansiedad.

Además de este trastorno siquiátrico, la polución se asocia con la disminución de la productividad, un aumento de la atención médica y el riesgo de suicidio.

Los investigadores de ambas instituciones estadounidenses revisaron datos de 71.271 mujeres de entre 57 y 85 años de edad. Determinaron los puntos geográficos y meteorológicos a los cuales pertenecían estas personas para determinar el grado de exposición a las partículas.

También determinaron un periodo de tiempo (de un mes a 15 años) y analizaron la proximidad de las mujeres a carreteras o calles principales, indicador común de la exposición a la contaminación del aire debido al tráfico.

Cada participante completó un cuestionario de ansiedad que incluía ocho preguntas sobre la autopercepción de síntomas como el temor, el deseo de huir y la tendencia a preocuparse. Asimismo, los investigadores tuvieron en cuenta factores como el estado socioeconómico, nivel educacional, edad y estado civil.

Los resultados mostraron que alrededor del 15% de las mujeres experimentaron síntomas elevados de ansiedad. La exposición a material particulado se relacionó con un mayor riesgo de este trastorno.

Las mujeres que residían a entre 50 y 200 metros de una carretera principal eran más propensas a padecer síntomas de ansiedad más elevados que las que vivían a más de 200 metros de distancia. Pero las que tenían su casa a unos 50 metros de la carretera no experimentaron esta asociación.

Según los autores, la contaminación atmosférica por material particulado puede desencadenar o empeorar la ansiedad a través del estrés oxidativo y la inflamación o deteriorar una condición de salud existente.

Salud física

La polución aumenta el riesgo de padecer enfermedades respiratorias agudas, que pueden derivar en males crónicos como el cáncer de pulmón.

Salud mental

Según el estudio, la contaminación del aire por material particulado provoca estrés oxidativo, asociado a ciertos trastornos cognitivos.

descubren proteína que podría ser la responsable del mal de alzheimer

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Un grupo de investigadores de la Clínica Mayo (EE.UU.) descubrió que la progresión disfuncional de la proteína tau conduce a la pérdida y deterioro de la memoria cognitiva en la enfermedad del Alzheimer.

El estudio, publicado en la revista Brain, analizó a más de 3.600 cerebros en exámenes post mortem.

Según los autores, el principal culpable ya no sería la proteína amilode, asociada a esta enfermedad y cuya acumulación se produce a medida que progresa la demencia.

Las tau son proteínas microtubulares que se encuentran en abundancia en las neuronas y que participan en su transporte. Acerca de estas moléculas, los investigadores sugieren que una terapia diriga a detener las tau tóxicas deberían ser un nuevo enfoque para el tratamiento del Alzheimer.

"Durante los últimos 25 años nos hemos centrado la proteína amiloide", señaló Melissa Murray, de la Clínica Mayo en Jacksonville y responsable del trabajo, debido a que en un principio "los pacientes identificados presentaban mutaciones o cambios en el gen amiloide".

Los miembros de la Clínica Mayo analizaron simultáneamente la acción de las proteínas tau y amiloides.

"Es como mirar los anillos de un árbol que nos permiten identificar patrones, como el cambio de estaciones o su envejecimiento", explicó Murray.

Según la especialista, los cerebros en diferentes etapas de la enfermedad "nos ofrecen una perspectiva del impacto cognitivo de un amplio espectro sobre la severidad de la proteína amiloide y la tau".

Los investigadores sostuvieron que en la enfermedad de Alzheimer, los cambios en la proteína tau provocan una "inestabilidad" en las neuronas del hipocampo, el centro de la memoria. Así, la tau disfuncional se acumula en las neuronas y finalmente causa su muerte.