Una verdadera fiesta de alegría y color vivió el día de ayer el mundo cristiano. Como es tradición en Semana Santa, durante la mañana del Domingo de Resurrección fueron los niños los protagonistas, quienes, con ilusión, disfrutaron con la llegada del Conejito de Pascua.

Con las caritas pintadas, canastos adornados y mucha alegría, los pequeños buscaron entre las flores, debajo de la cama, en el patio y hasta arriba de los árboles los tan anhelados huevitos de chocolate que el escurridizo animalito había dejado para ellos la noche anterior. Así la alegría fue la tónica dominical.