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Contradictorias señales de casinos

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En los últimos meses, algunos empresarios que han apostado al negocio lucrativo de instalar locales de máquinas de entretención, conocidas como los "casinos populares", se han enfrascado en una nueva disputa con el municipio y la ordenanza en vigencia desde hace un año que prohibe la existencia, en este tipo de recintos, de máquinas que entreguen premios en dinero.

En su defensa, representantes jurídicos de estos empresarios han señalado que Contraloría General de la República habría desconocido la legalidad de este cuerpo jurídico. No obstante a ello, el único precedente a su favor radica en la ilegal incautación de máquinas realizada por Carabineros, donde además quedó en entredicho la orden de la fiscalía para proceder a dicha medida. En otras instancias, los tribunales han fallado a favor del municipio y la aplicación de la ordenanza vigente.

Entonces, bajo un razonamiento cuestionable jurídicamente, los dueños de estos locales de casinos han optado por hacer caso omiso a las inspecciones y clausuras por parte de los inspectores municipales de Chillán, llegando al ridículo de ser cerrados en la mañana y volver a operar "en clara rebeldía" por la misma tarde. Uno de los ejemplos más concretos de ello es un local de Isabel Riquelme esquina Prat, que ya ha sido clausurado en 16 oportunidades por funcionarios del municipio, lo que a todas luces parece convertirse en un "gallito" con la autoridad.

Este viernes, ante la infracción flagrante cometida por locales que volvieron a abrir sus puertas al público el municipio optó por entregar los antecedentes a la Fiscalía del Ministerio Público por la vulneración de los sellos de clausura, a modo de desacato hacia la autoridad. Se trata de una nueva arremetida municipal, para evitar la proliferación de estos negocios.

Sin embargo, el fondo del asunto no ha sido abordado por la autoridad y parece no existir mucho interés en concretarlo, pese a los perjuicios hasta para la salud que la ludopatía ejerce en las personas.

Tanto el ejecutivo como el legislativo deben de una vez terminar con los vacíos legales que impiden normar adecuadamente el funcionamiento de estos negocios y definir el marco jurídico por el cual puedan coexistir con los casinos que son regulados por la Superintendencia respectiva. De lo contrario, se genera una discriminación inexplicable para un Estado de derecho como el chileno.

La crisis del avestruz

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Hace algunos días escuchaba, que en un foro realizado en el Club de la República en Santiago, se llegaba a la conclusión que en nuestro país se está viviendo una fuerte crisis política. Nadie puede negar que los casos Penta y Caval han venido a "exponer" una serie de malas prácticas que se llevan a cabo desde hace muchísimo tiempo en nuestra patria. Llama la atención, eso sí, la cara de extrañeza de algunos, pues si bien salen a la luz formas ilícitas de recaudar fondos, en general podríamos decir que es de conocimiento público que esto sucede una y otra vez.

En la mentalidad infantil existe la idea, propia de la inmadurez cognitiva, de que si me tapo los ojos y yo no veo a otro, entonces el otro tampoco me ve a mí. El clásico juego de "está, no está" que hacemos con los niños. Esto mismo es lo que hacemos los adultos cuando actuamos como si los problemas desaparecieran sencillamente porque no hablamos de ellos. Este juego de ignorar la realidad es lo que de alguna forma nos permite seguir actuando de manera de no estar incómodos o "nerviosos" permanentemente. Esta situación o forma tan "chilensis" de mirar el mundo va marcando nuestra idiosincrasia. En nuestro país preferimos muchas veces adornar las situaciones, dejarlas de llamar por su nombre y ponerle algún término eufemístico que nos ayude a alivianar la carga. Un ejemplo de esto es lo que ha sucedido en los últimos meses cuando hemos escuchado, majaderamente, que existe un proyecto que busca despenalizar la "interrupción voluntaria del embarazo". Interrupción significa: "suspensión temporal de la ejecución de un proceso". Yo me pregunto: cómo se continuará después con este proceso si sólo es una interrupción?. Quién le devolverá la vida a aquel que fue asesinado? .

El no llamar las cosas por su nombre permite que nos acomodemos y, perdonando la expresión, nos "hagamos los lesos" de una manera colectiva y permitida socialmente. La verdad suele incomodar, y de alguna manera nos hemos acostumbrado a no mirarla. Repetimos frases hechas de manera automática y así conseguimos despersonalizarnos y ser uno más.

Humberto Maturana, biólogo chileno, repite constantemente la frase que dice que las palabras crean realidades, y lamentablemente estamos "creando" una realidad deshumanizada donde lo que importa es tratar de quedar siempre bien o sino por lo menos hacer como que no "estamos" o no sabemos lo que sucede delante nuestro.

Nuestro país sufre una crisis, pero yo no creo que sea ni política ni institucional, sino una crisis sobre la verdad. Sobre la capacidad de mirarnos como semejantes, de valorizarnos siempre. Tal vez pudiéramos decir que estamos en plena crisis, en la Crisis del Avestruz.

Paulina Benavente Vargas