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Las tres miradas que ofrece el cine chileno sobre la Iglesia Católica

CINE. Ya está en pantalla "El bosque de Karadima" y se suma este jueves el documental "Habeas corpus", mientras que a fin de mes se estrenará "El club".
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En la última década, el cine nacional ha incursionado en diversas temáticas que van desde historias intimistas, películas relacionadas con la política contingente o la histórica, los retratos de personajes hasta las comedias de situaciones. El 2015 sigue este camino. Sin embargo, en forma coincidente, tres directores nacionales decidieron apostar por el tema eclesiástico desde diferentes miradas y en películas que llegan a la pantalla grande en forma consecutiva: "El bosque de Karadima", estrenada hace dos semanas; "Habeas corpus", que debuta mañana; y "El club", fijada para el 28 de mayo.

HISTORIA REAL

"El bosque de Karadima", dirigida por Matías Lira, se basa en los relatos de las víctimas de los abusos sexuales cometidos por el padre Fernando Karadima (interpretado por Luis Gnecco) mientras era párroco de la iglesia de El Bosque. En la cinta Pedro Campos y Benjamín Vicuña encarnan dos momentos de una de sus víctimas, y es a través de su historia que se devela la relación de poder que establece el sacerdote con sus seguidores, creando una red de manipulación de la que era muy difícil salir para los chicos.

Tal como ha dicho su director en varias oportunidades, la cinta no es un ataque a la Iglesia Católica. Es más, dentro de la trama solo aparece una insinuación de la reacción de la curia ante los hechos ocurridos.

Algo que podría cambiar en la versión para televisión que se estrenará este año por Chilevisión (aún sin fecha). Según contó a "El Mercurio" el productor del filme, Sebastián Freund, será una miniserie de tres capítulos, siendo el primero el más parecido a la cinta, pero que en los otros dos se profundizará en el punto de vista eclesiástico y el periodístico.

"El bosque de Karadima" ya ha convocado a más de 120 mil espectadores en dos semanas, lo que deja un camino auspicioso para "El club", de Pablo Larraín.

REFLEXIÓN SOCIAL

La cinta ganadora del Oso de Plata por el Gran Premio del Jurado en el pasado Festival de Cine de Berlín, transcurre en una "casa de penitencia" en la que viven recluidos cuatro exsacerdotes debido a crímenes cometidos anteriormente, como el abusos de menores, la colaboración con vejámenes de la dictadura y el robo de niños.

Según ha dicho Larraín en algunas entrevistas, la idea de hacer esta película nació tras saber de algunos sacerdotes que había conocido que estaban inubicables. Durante la investigación, él y sus coguionistas (el dramaturgo Guillermo Calderón y el periodista Daniel Villalobos) encontraron las casas donde son enviados los curas por las más diversas razones.

"Nos dimos cuenta de que la iglesia tiene una manera sistemática de trabajar basada en el secretismo y en el silencio. Cuando estos curas tienen algún problema, en vez de llevarlo ante la justicia civil, los llevan a un lugar desconocido donde purgarán sus pecados por siempre", comentó Larraín a la prensa alemana tras su paso por la Berlinale, advirtiendo de paso que "acá no hay denuncia, no hay periodismo. Hay cosas que pasan ahora, cosas que pasaron hace mucho tiempo, cosas que nunca van a pasar".

De allí si bien es vista como una crítica muy provocativa a la Iglesia Católica, también es considerada como un llamado para reflexionar sobre nuestra sociedad en torno a estos temas.

EL BUEN TRABAJO

La última mirada sobre la Iglesia es muy distinta. Sebastián Moreno junto a Claudia Barril son los directores de "Habeas Corpus", que retrata en forma detallada el trabajo realizado por los abogados, asistentes sociales y otros profesionales en la Vicaría de la Solidaridad para documentar las violaciones a los derechos humanos ocurridas en dictadura, así como defender a las personas apremiadas ilegítimamente.

La Vicaría de la Solidaridad fue creada en 1976 por el Papa Pablo VI a petición del cardenal Raúl Silva Henríquez, debido a las presiones de la dictadura al Comité Pro Paz, organismo defensor de los derechos humanos formado por todas las iglesias cristianas inmediatamente después del Golpe de Estado.

La Vicaría funcionó en el edificio del Arzobispado de Santiago -que queda a un costado de la Catedral Metropolitana- y fue el lugar donde acudían las víctimas, familiares y testigos a relatar las detenciones, desapariciones forzadas y ejecuciones cometidas por el régimen.

El nombre del documental se inspira en el trabajo jurídico de la Vicaría, en cuanto a interponer recursos de amparo en favor de personas detenidas como una forma de protegerlas, aunque pronto se dieron cuenta que era casi imposible.

El documental se exhibirá mañana y el sábado, a las 19 horas, en la Sala Insomnia del Teatro Condell (ese día además estarán los realizadores); y los días 13 y 14 de mayo, a las 17 horas.