15 de mayo de 1865
En fecha como hoy, pero hace 150 años, Chillán recibía oficialmente su primer sistema público de iluminación. Sin duda, un hecho importante para la época, puesto que esta ciudad, centro del trasiego norte-sur de nuestro país, nada más esconderse el sol, se convertía en "boca de lobo", al decir de sus habitantes.
En aquel entonces, los nocheros y pregoneros salían a cuidar las calles, llevando un candil en sus manos y una gran vara en la otra, para ahuyentar a los delincuentes que se aprovechaban de esa oscuridad para perpetrar sus fechorías. Cada ciertos tramos de vereda, instalaron enormes troncos con candiles con grasa en su extremo superior, que los nocheros encendían cada noche y apagaban al amanecer.
Hay pocos datos más sobre el tema. Hasta que apareció el gran invento que revolucionó la vida social en todo el mundo: la ampolleta de Thomas Alba Edison, en 1879. ¿Se imaginan lo que significó tal invento para el desarrollo mundial?
Recogen los historiadores -el chillanejo Marco Aurelio Reyes Coca, entre ellos-, que la ampolleta llegó a Chillán menos de 30 años después de haber sido inventada. El 6 de julio de 1908 se inauguró la iluminación de la Plaza de Armas. Sin duda, todo un acontecimiento, basado en un pequeño generador hidráulico de energía eléctrica, instalado en el sector de Santa Elvira, aprovechando las aguas del canal llamado "De la Luz".
Y comenzaron a iluminarse casas y comercios, con lo cual se animó la sociedad chillaneja al extremo de que llegaron firmas extranjeras a vender sus productos, como motores, generadores y artefactos. Especial mención para Santiago Yufer, primer importador de equipos alemanes, quien a su vez incentivó el crecimiento de las ferreterías y mercerías de Ángel Cordero, José Madrid, Dionisio Etchevers y Federico Kehl.
Nació la Compañía Chilena de Electricidad y entre sus accionistas figuraron varios chillanejos de origen francés. Y se creó, en 1920, la Sociedad de Tranvías Eléctricos de Chillán…
Pero, tanto entusiasmo duró poco, porque el desarrollo de la luz pública se estancó. Nos pasó lo del dicho popular "Pinta de caballo inglés…pero chantá de burro".
Sólo a mediados del siglo pasado, y como consecuencia del terremoto de 1939, Chillán comenzó a disfrutar de un mejor sistema de alumbrado público. Además de la catástrofe y el posterior proceso de reconstrucción, fue la movilización de los chillanejos, con potentes y combativas protestas callejeras, la que obligó a las empresas suministradoras de energía y su distribución, junto a las autoridades municipales de la época, a mejorar los sistemas y convertir a Chillán en una ciudad más luminosa, más moderna.
Miguel Angel San Martín.