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Hace 3 años | 03 de Junio de 2012

Ñuble perdió 300 millones de metros de agua en el mar

El temporal de lluvias no sólo dejó en evidencia la falta de mecanismos de prevención ante la falta de suministro eléctrico y la caída de árboles. La falta de infraestructura hídrica también generó complicaciones. Según la Comisión Nacional de Riego, la pérdida de agua del río Ñuble vertida al mar fue de 300 millones de metros cúbicos.

Hace 2 años | 03 de Junio de 2013

Chillán, segunda ciudad con más ciclistas accidentados

Según la encuesta de 2011 "Origen-Destino" del Ministerio de Transportes, el 8,5% de la población de Chillán utiliza la bicicleta, situándola cuarto en el ranking nacional. Pero en el período 2002-2010, los accidentes de tránsito con participación de bicicletas han dejado más de 1.300 lesionados siendo Chillán la segunda más alta.

Hace 1 año | 03 de Junio de 2014

Alcalde Aylwin rechazó nueva cárcel en Nebuco

La ansiada salida de la cárcel del centro de la ciudad, nuevamente está generando ruido entre las autoridadesde la zona, no tan solo por la urgente necesidad de su erradicación, sino que también por el lugar que será escogido para su emplazamiento, ya que Chillán Viejo siempre ha manifestado su rechazo a recibir estas obras.

El vandalismo como forma de criminalización

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Las personas que encienden su televisor al almuerzo o antes de acostarse y ven a cientos de miles de jóvenes protestando por una educación gratuita y de calidad y por el fin al lucro, seguramente, en su mayoría, no relacionan estas muestras de manifestación social con los múltiples levantamientos populares durante la historia de nuestra joven nación.

Chile comienza el siglo XX con una ola de manifestaciones sociales que tenían por fin mostrar el descontento por las condiciones de vida de la clase obrera, este episodio termina tristemente con la masacre de miles de trabajadores salitreros por parte del gobierno en la ahora conocida "Matanza de Santa María de Iquique". Luego de más de una década de silencio popular, en los años veinte los obreros, artesanos, sectores medios, partidos políticos de izquierda y estudiantes se vuelven a levantar encontrando de parte del gobierno nada más que represión y la declaración de estado de sitio.

Con el pasar del tiempo, si bien las demandas se fueron diversificando asimismo el repertorio de la movilización, el gobierno siguió respondiendo de la misma forma, argumentando la búsqueda del orden por medio de la represión y justificando los actos de violencia como una respuesta al vandalismo ciudadano producto del desbordamiento social. Ejemplos podemos dar muchos, pero creo que solo es necesario mencionar que durante la historia de nuestro país no ha existido ninguna manifestación ciudadana de importancia que no haya terminado con al menos un muerto.

Los movimientos sociales a lo largo de nuestra historia se han constituido como actores fundamentales en la lucha por el cambio y la ampliación de derechos. Y es así: los verdaderos cambios o adelantos sociales no han sido, en su mayoría, producto de la buena fe del gobierno o de nuestra elite, sino que han estado alentados por grupos de personas que han arriesgado su vida luchando por lo que consideran justo.

Frente a esta situación, parece injusto -por una parte- que la atención de las demandas ciudadanas se centre en unos cuantos encapuchados que no hacen más que perjudicar la consecución del objeto y, por otra, que la respuesta continua del gobierno sea la represión en base al restablecimiento del orden afectado por el vandalismo. Creo que no existe una fórmula mágica para terminar con este círculo de violencia, donde unos reprimen, otros atacan, por lo que los unos más reprimen y los otros más atacan, pero sí podríamos abogar porque en el ideario colectivo prevalezcan lo noble de nuestras causas, porque se sepa que aquellos que ya no están, murieron por la consecución de sus ideales, y esos ideales son más poderosos que la acción de un par de individuos que ni siquiera son capaces de dar la cara.

Rocío Zepeda Majmud,

Fortalecimiento de las regiones

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Que el futuro intendente regional sea elegido por voto popular es ya un gran avance para la democracia nacional. Ahora bien, que además la futura autoridad regional pueda además designar a los Secretarios Regionales Ministeriales (Seremis) constituiría un paso aún mayor en el fortalecimiento y autonomía de las regiones.

Precisamente en este tipo de indicaciones comenzó a trabajar esta semana la Comisión de Gobierno Interior de la Cámara de Diputados, al comenzar el análisis de las modificaciones que se busca introducir a la Ley 19.175 Orgánica Constitucional sobre Gobierno y Administración Regional, y que transfiere competencias administrativas para profundizar la regionalización.

Desde el seno de la propia comisión, se han tomado estas indicaciones como una oportunidad para dar mayor decisión a las regiones, eliminando por cierto ciertas cuotas de poder que mantienen hoy los Ministerios sobre sus representantes en regiones.

En este contexto, la posibilidad de que sean los intendentes quienes estructuren sus equipos regionales, mientras que hoy lo hacen con una proposición de nombres al Ejecutivo, constituye un cambio del paradigma actual de administración del Estado y le da una mayor responsabilidad a la atribución que ya tiene el Intendente para administrar las regiones. Se trata por lo demás de un avance para realmente descentralizar la función del Estado, así como el establecimiento de un sistema homólogo al de Alta Dirección Pública para seleccionar a los jefes de división del Gobierno Regional.

El proyecto de ley presentado por el ejecutivo no sólo le otorga nuevas atribuciones al Intendente Regional, sino también al Consejo Regional, el que podrá disponer la contratación de una auditoría externa que evalúe la ejecución presupuestaria y el estado de situación financiera. Además, propone un cambio en las Secretarías Regionales Ministeriales que dejan de ser órganos ejecutores de las políticas, planes y proyectos regionales y les asigna la tarea de presentar las prioridades de su territorio, para efectos de la formulación de las respectivas políticas sectoriales.

Estos cambios serán una base de partida para la estructuración administrativa de la futura Región del Ñuble, cuyas autoridades deberán estar a la altura de las circunstancias para sacar adelante la gran tarea de justificar la división regional con una estrategia de desarrollo acorde a las fortalezas de la hoy provincia.