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Abierta convocatoria para Premio "Emprendedor Social 2015" con ideas sustentables que ayuden a sectores marginados

concurso. El ganador del Premio "Emprendedor Social del Año" de Revista Sábado participará de una red mundial de la Fundación Schwab.
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Buenas noticias para las personas innovadoras que impulsan proyectos transformadores en áreas como educación, pobreza, medio ambiente, salud, tecnología y cultura.

Hasta el 31 de agosto estará abierta la convocatoria para el "Premio Emprendedor Social del Año 2015" de Revista Sábado de El Mercurio y Fundación Schwab, y dirigida a iniciativas de negocios sustentables que benefician a sectores marginados de la sociedad.

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Entre ellos se encuentran el impacto social o ambiental que logra el emprendimiento social en la comunidad, especialmente en sectores vulnerables; la sustentabilidad organizacional y financiera; el alcance y ámbito de aplicación del emprendimiento y su reaplicabilidad.

El ganador del Premio "Emprendedor Social del Año" participa de una red mundial de Emprendedores Sociales de la Fundación Schwab, que fue creada en 1998 por Klaus Schwab y su esposa Hilde.

El profesor Schwab es además presidente del Foro Económico Mundial, la plataforma internacional más prominente de discusión entre líderes de organizaciones civiles, gubernamentales, académicas y culturales, comprometidos con el progreso mundial.

El primer ganador del reconocimiento Emprendedor Social del Año, en 2005, fue el sacerdote jesuita Felipe Berríos, fundador de Un Techo para Chile. Los ganadores del 2014 fueron Gonzalo Muñoz, cofundador de TriCiclos, y Alberto Ureta, impulsor de la Fundación Educacional Nocedal.

Historias de emprendedoras que funden el esfuerzo y los deseos de crecer

CHILLÁN. La pasión por la artesanía y el tesón de una dirigente vecinal cuentan sus secretos para salir adelante cuando la vida pone a prueba a las personas y sus familias.

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La vida siempre ha puesto a pruebas a Verónica Rivero y Nancy González. Dos historias de emprendedoras chillanejas que se funden en esfuerzo, dedicación y ganas de salir adelante frente a los desafíos de la vida.

Verónica Rivero asegura que la artesanía es su pasión. Un día vio un aviso de empleo como vendedora en un puesto artesanal. Ella necesitaba dinero y su madre le aconsejó vivir esa experiencia y fue así como llegó a un rubro que la apasiona y que le permite dejar volar su imaginación. "Esa vivencia me marcó y empecé a familiarizarme con distintas técnicas manuales", comenta.

Lo primero que hizo fue un curso de orfebrería. "Me gusta mucho hacer joyas. Sin embargo, me he ampliado y actualmente entre mis creaciones figuran aros de plata, bisutería, macramé, atrapa sueños, distintos tipos de tejidos y velas", detalla.

Para vender sus productos participaba en distintas ferias itinerantes, lo que la ha llevado a conocer a un número importante de personas en su ciudad. "Me empecé a reunir con personas para formar un grupo para dar vida al Banco Comunal (BC) "Bancristo, al que pertenezco hace casi nueve años", dice.

A su juicio, esta experiencia grupal ha sido increíble, porque en cada una de las reuniones, les deja algún tipo de enseñanza.

Verónica Rivero asegura que el próximo sueño de esta microempresaria chillaneja es tener un bazar en el centro de la ciudad. "Estoy segura que con esfuerzo lo lograré. Por ahora, mi siguiente paso es tener nuevamente mi casa, ya que después del 27F la que tenía se vino abajo. Pero acá estoy, saliendo adelante y luchando día a día por superarme", enfatiza esta emprendedora chillaneja.

ESFUERZO Y TESÓN

Nancy González es dirigente vecinal de una Población de Chillán, cuyo nombre la refleja plenamente "El Esfuerzo".

Nancy se define como una mujer porfiada, que lucha por lo que quiere hasta conseguirlo y prueba de ello, son los quince años que está pronto a cumplir su negocio. Un proyecto que inició para aportar ingresos a su hogar.

Su historia comenzó el año 2000 cuando la crisis económica golpeó a su puerta. Con dos hijos pequeños, tenía claro que cualquier trabajo que emprendiera debía ser junto a ellos.

"Lo conversamos con mi esposo y decidimos invertir en un kiosco que pusimos en la esquina de nuestra calle, así podía estar siempre cerca de mi casa y no perder de vista a los niños", recuerda.

Fue sí como empezó vendiendo comida rápida a sus vecinos y a quienes andaban de paso por el sector. "Ofrezco completos, papas fritas y bebestibles. Ya conozco los gustos de mis clientes y ellos saben que me preocupo por la calidad, así que siempre terminan comprando más", afirma.

Uno de los resultados de su esfuerzo fue adquirir su casa. "El comienzo fue difícil, ya que estaba en el local de lunes a lunes sin parar, pasando frío y muy cansada. Pero siento que todo valió la pena, por lo menos ahora me doy el lujo de descansar cada domingo", destaca.

Al igual que Verónica Rivero, una pieza importante en este crecimiento fue el apoyo brindado por algunas instituciones. "Siempre he sido participativa en mi comunidad, así que cuando Fondo Esperanza me ofreció formar un Banco Comunal (BC), no lo dudé, ya que muchas personas nos veríamos beneficiadas", rememora.

De eso, han pasado siete años, en los que cada microcrédito ha significado un nuevo paso para ella.

"Con ese dinero voy renovando mis herramientas de trabajo y mantengo stock de ciertos productos", dice.

La dirigente vecinal y emprendedora recalca que esta es una actividad que le encanta. "Vender es lo mío. Pero administrar con orden, fue algo que integré en Fondo Esperanza, por lo que ha sido un apoyo importante para mi emprendimiento. Realmente la institución nos da fuerza para seguir trabajando", expresa.

Marcelo Arroyo L.