Corporación Ñuble 21 rindió un homenaje a Riola Castro
Cultura. La más antigua alfarera de la famosa greda negra de Quinchamalí, con 85 años, recibió un galvano de manos de la corporación cultural.
La Corporación Cultural Ñuble 21, que preside Carlos René Ibacache, rindió recientemente un merecido homenaje a la señora Riola Castro Sandoval, por su reconocida labor como alfarera de la famosa greda negra de Quinchamalí.
La cita se realizó en casa de una de sus socias que reside en dicha localidad, lugar al que llegaron destacados personeros del acontecer cultural de nuestra zona, quienes le entregaron un galvano y un presente a la homenajeada.
En la ocasión tuvieron la oportunidad de conversar con ella y deleitarse con las entretenidas historias vividas por ella en sus largos 85 años.
"Nacida y criada y aquí" -como dijo la homenajeada- en dicho lugar, cuenta que aprendió de sus antepasados el trabajo en greda y que ella se lo enseñó a su única hija mujer, Tioly, como la conocen todos, quien además de ser alfarera es también una poeta popular. Después de ella ya se acaba la tradición en mi familia porque mi nieta vive en la ciudad y a pesar que cuando era más pequeña aprendió hacer también, ya en la ciudad no se dedica a esto", contó Riola Castro a los presentes.
La artista se mostró sumamente contenta por recibir este premio, el que destacó como un reconocimiento a su larga trayectoria de rescate de una de las tradiciones más típicas del poblado chillanejo de Quinchamalí.
"Es bueno que una reciba esto ahora en vida, porque después ya cuando esté muerta y bajo la tierra una no sabe na' de lo que pasa arriba pu", terminó diciendo la señora Riola.
En la ocasión, se rememoró a modo de comentario haber escuchado a su hija una poesía que dice relación directa con la frase antes mencionada: "Tengo las manos partidas, por trabajar con la greda. ¿Seré reconocida algún día o esperarán a que muera?".
Hoy por hoy, Riola Castro es la alfarera más antigua, aunque de manera esporádica aún pone sus manos en la greda.
La enfermedad que la aqueja la mantiene un tanto alejada de su pasión: moldear la tierra para convertirla en un hermoso cacharro que recorrerá los caminos de nuestro Chile y también los caminos del mundo.