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Quillón implementó en la región sistema de teleasistencia

salud. Beneficia 75 adultos mayores de la comuna.
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Un servicio único en la Región y que beneficiará a 75 personas de la tercera edad de Quillón, fue inaugurado por autoridades regionales y de la comuna.

Se trata del Programa de Teleasistencia de Adultos Mayores Vulnerables, cuyo objetivo es brindar una atención inmediata a los distintos requerimientos de sus beneficiarios y ser una compañía en momentos de soledad.

"Nosotros le estamos apuntando a una cosa nueva que es la soledad. Es uno de los problemas importantes que tiene el adulto mayor y más todavía si es una persona que vive sola y tiene alguna discapacidad. Este es un esfuerzo enorme de una comuna pequeña y pobre como Quillón, que es la primera en la Octava Región que le da este servicio a 75 de sus adultos mayores que más lo necesitan", indicó el alcalde quillonino, Alberto Gyhra.

La implementación del novedoso sistema de asistencia remota surgió de una iniciativa de la Dideco municipal, en conjunto con el Grupo Eulen Chile, promotora del servicio. Consiste en un aparato que, mediante un botón, activa una llamada telefónica desde una mesa central ubicada en Santiago. Allí profesionales del área Social y de la Salud atienden las distintas necesidades, que van desde cubrir una emergencia hasta una simple y amena conversación.

"El servicio fue concebido en sus inicios básicamente para emergencia, donde el adulto mayor tenía alguna dificultad y pulsaba un botón que despliega un menú en nuestra central con todos sus datos generales. Con el tiempo el servicio se fue convirtiendo más en una compañía. Más del 80% de las llamadas que tenemos son pretexto para buscar una conversación y en realidad es la función que cumple hoy día el ser un compañero invisible del adulto mayor", señaló Andrés Moller, gerente general de Eulen Chile.

Como una familia

Sin duda, el servicio es la gran ayuda que los abuelitos estaban esperando.

En Chile, el 15% de la población mayor de 60 años vive solo. A esto se le suma que el 90% reconoce tener al menos una enfermedad. En ambos grupos porcentuales se encuentra Patricia Poblete, quien sufre de hipertensión y a pesar de tener dos hijos, éstos jamás la visitan. Su situación de vulnerabilidad social es extrema, tanto que vive confinada en dos piezas que conforman una mediagua.

"Esto es algo lindo para mí, porque cuando estoy un poquito bajoneada, aprieto el botoncito y ahí ellos me llaman y me tiran para arriba. Y lo mejor es que están todo el tiempo llamando para preguntar cómo está mi salud. Vivo sola, pero hasta el momento no me he sentido sola, porque el Señor está conmigo y en caso de que me sienta sola, tengo a mi familia, porque ellos son como mi familia ya (sic)", expresó la asesora del hogar.

Distinto es el caso de Malvina y Aladino, casados hace casi 50 años. Ellos viven rodeados por una hija y dos nietos, que son una gran compañía. Sin embargo, la mayor parte del día están solos, lo que hace necesario contar con una ayuda extra, más tomando en cuenta que Aladino sufre de una hipoacusia severa y problemas de habla, provocados por dos infartos cerebrales.