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Una multitudinaria despedida fue la que tuvo el matrimonio Acuña Alarcón, fallecido en un accidente de tránsito la tarde del viernes en el kilómetro 1 del camino a Pinto.
Familiares, vecinos y amigos de las víctimas llegaron a las 10.30 horas de ayer al cementerio municipal de Chillán, para dar el último adiós a Luis Acuña y María Eugenia Alarcón, con flores y alabanzas, pues ambos pertenecían a la religión evangélica.
Entre los presentes se encontraban los 5 hijos de la pareja, quienes en todo momento se mostraron tranquilos y en silencio; Sandra (14), Joaquín (13), los gemelos de 8 años y Luis (16), el mayor de ellos, quien iba manejando el vehículo Datsun azul el día de la tragedia.
El accidente ocurrió momentos después de que la pareja participara de la ceremonia en que el municipio de Chillán les otorgara un beneficio de un programa de habitabilidad. Cerca de las 5 de la tarde, cuando la familia regresaba a su domicilio en la Villa Don Ramón, camino a Pinto, una camioneta blanca los chocó por detrás desatando el lamentable hecho.
Vecinos
María Eugenia y Luis llevaban 20 años de casados, hace tres habían llegado a vivir a la Villa Don Ramón junto a dos de sus hijos. Milton Morales, vecino de ellos, los recuerda como una pareja siempre alegre, muy trabajadores y preocupados de su familia. "Ellos andaban siempre juntos, felices, tirando tallas, eran buenas personas, muy trabajadores y comprometidos con su familia", contó emocionado el hombre.
Milton contó además que el hijo mayor del matrimonio "ya asumió lo que pasó", sabe que sus papás fallecieron y ahora solo están enfocados en salir adelante. "Luis está consciente de todo y solo quiere cuidar a sus hermanitos", dijo.
Sin embargo, y por extraño que parezca, no todos quienes asistieron al funeral conocían al matrimonio. Bernarda Inostroza fue al cementerio, compartió con familiares y estuvo presente desde que se enteró de la tragedia, pero ella no conocía en persona ni a Luis, ni a María Eugenia; la relación que tenía la mujer con la familia afectada era aún más profunda.
"Yo tuve a dos de sus hijos en mi casa. Yo trabajo en Coanil y de ahí los derivaron conmigo, tuve a Joaquín (13) durante 3 años y luego tuve a Sandra (14) hasta diciembre del año pasado, después de eso ella se fue con sus papás para continuar con su vida familiar", contó Bernarda.
La mujer asegura que no sabe las dificultades que tenían los padres para tener a sus hijos con ellos, sin embargo cuenta que "los pequeños eran muy sanos, muy buenos niños, y es una pena lo que pasó".
Los vecinos de la villa Don Ramón durante el fin de semana instalaron velas y flores en la reja frente a la mediagua que hasta el jueves era el hogar de la familia Acuña Alarcón. También pusieron ramos de flores en el lugar del accidente, justamente a la entrada de la villa donde vivían.