Las dudas que dejó el Rojo para el próximo duelo
ñublense. Los chillanejos se miden el domingo con Santiago Morning.
U na de las máximas del fútbol, es ganar en casa, y sumar de visita. Bajo esa lógica, el resultado obtenido en el último pleito ante Barnechea en el Bicentenario de La Florida, no es un mal resultado. Sin embargo, a la hora de analizar el funcionamiento, lo hecho frente a los pupilos de Francisco Bozán, deja más dudas que certezas, de cara a la brega que sostendrá el domingo ante Santiago Morning, en el Nelson Oyarzún.
En primer lugar, salvo en los primeros instantes careció de dinámica, una de las principales virtudes que tuvo en la victoria ante Magallanes. En segundo término, la zona de mediocampo, sobre todo la de creación, no pudo conectarse con los hombres de ofensiva (Varas y Rentería), quienes debieron apelar a la jugada individual para acercarse al pórtico de Gregory Saavedra.
Aunque siempre se ha caracterizado por ser un estratega que lee muy bien los partidos, ante los metropolitanos, Fernando Díaz, demoró mucho en realizar las modificaciones. Recién a los 63 minutos de juego, ingresó el trasandino Daniel Carou, por un irresoluto Osmán Huerta. Pese a que notó falta de fútbol, al menos se mostró con más dinámica que el antofagastino.
Otro de los cambios que hicieron ver mejor a los chillanejos, fue el ingreso de Daniel Briceño, quien ocupó inexplicablemente el lugar de Octavio Pozo (uno de los puntos más rescatables del Rojo). Jugador de rica técnica, en los poco más de 20 minutos que estuvo en cancha, dejó claro que junto a Carou, son una alternativa más que válida en la creación.