Danny Fuentes Espinoza
"El terremoto de 2010 no fue nada en comparación con la explosión", fue la frase con la que Rodrigo Medina describió el estallido del container, durante la tarde del domingo en Quillón, que mantiene aún temerosos a los vecinos.
Rodrigo Medina se encontraba junto a su grupo familiar a 50 metros del centro de almacenamiento de distintos productos químicos que generaron una onda expansiva que destruyó cinco viviendas y removió las casas, quebrando vidrios y chapas en los 500 metros alrededor, provocando el pavor de los quilloninos.
Durante la jornada de ayer, personal del Laboratorio de Criminalística de Carabineros (Labocar), además de uniformados del Grupo de Operaciones Especiales (Gope) estuvieron realizando las pericias en el predio ubicado en el sector Canchillas, ya que las esquirlas del container que fue desintegrado por la explosión generaron diversos daños, los cuales están siendo analizados por la fiscalía de Bulnes, quienes abrieron una carpeta investigativa para determinar si existe responsabilidad penal de parte de Juan Barriga, dueño del container donde almacenaba, entre otros productos, urea, salitre, lubricantes y petróleos.
Al respecto, Juan Barriga optó por no referirse a los elementos del container, que tenía ubicado en el predio hace cuatro años, ya que su abogado lo orientará en el proceso judicial que podría enfrentar a raíz de la emergencia, que movilizó a Bomberos de Quillón, Bulnes y Carabineros. Eso sí, Barriga manifestó su consternación por la explosión, que según dijo, se habría originado a raíz de una quema de pastizal que se descontroló. "Con suerte he podido dormir. Fue una situación traumatizante", dijo el hombre.
Por su parte, Rodrigo Medina lamentó la pérdida de la vivienda de veraneo, en la que sólo se encontraba viviendo su abuela, María Pinto. "Nosotros éramos 11 personas que estábamos en el patio ordenando todo para pasar el 18 cuando ocurrió la explosión", dijo Medina, quien agradeció a Dios el milagro de no haber resultado herido. Sólo su hija, de 10 años, fue una de las tres personas atendidas en el hospital de Bulnes.
Junto a ella, José Stuardo, quien se encontraba a 30 metros del container, fue intervenido durante la tarde de ayer para realizar curaciones de los cortes que sufrió con los vidrios que le llegaron en los brazos y el rostro. El resto de los vecinos afectados, 12 personas en total, se quedaron en la casa de familiares. Uno de ellos, José Poblete, perdió su vivienda producto de la onda expansiva, se quedó junto a su hija en la casa de Juan Merino, presidente de la Junta de Vecinos de Canchillas, quien también lo albergará al menos hasta hoy, a la espera que de el municipio se les entregue una mediagua.
Ayuda a afectados
Durante la mañana de ayer, el alcalde Alberto Ghyra volvió de sus vacaciones y fue a visitar a los afectados, destacando que incluso en el municipio de Quillón, según el relato de los mismos funcionarios, se escuchó el estallido y que incluso en Bulnes y Cabrero se reportaron personas que no quedaron indiferente ante la magnitud de la explosión. Asimismo, destacó que la Dideco hizo entrega de enseres como colchón y comida mientras se gestionan 3 mediaguas para las familias que perdieron sus viviendas.
El delegado provincial del Serviu, Óscar Crisóstomo, también visitó el sector de canchillas y comprometió la ayuda de subsidios para construir una nueva vivienda o reparar los cimientos que quedaron en pie pese a la explosión.
"Realizamos nuestro catastro y son 5 viviendas afectadas, pero dos de ellas son de veraneo, por lo que serán tres familias las que recibirán nuestra ayuda en el mediano plazo", dijo Crisóstomo, quien dijo que el proceso depende ahora de la evaluación técnica, administrativa y social que siguen realizando.