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Calle Maipón concentra la mayor cantidad de comercio ambulante

CIUDAD. Cámara de Comercio asegura que este tipo de venta perjudica la imagen de la ciudad y pide que los permisos precarios cuenten además con la venia del concejo municipal.
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Ingrid Acuña Caballero

A A las nueve de la mañana del viernes 25 de septiembre comienza la rutina de la comerciante ambulante Alejandra Muñoz, quien parte con su mercadería rumbo al paseo Las Palmas, para instalar su pequeño puesto.

"Tengo cinco hijos, todos estudiando y una nieta. A todos ellos los mantengo con lo que vendo acá. Llevo siete años trabajando en este mismo lugar y estábamos relativamente tranquilos hasta que escuchamos que se nos iban a quitar los permisos. Todos estamos asustados, porque con esto nos mantenemos en el día a día", comentó Alejandra, una de las 162 personas que cuentan con permisos precarios para vender en el centro de la ciudad.

Diez de la mañana y su puesto está casi listo para comenzar a vender. Acompañada de su nieta de tres años, ya que el jardín al que va ese día no atiende, comienza su jornada laboral. A metros de ella, por calle El Roble, un comerciante ambulante que no tiene permiso para trabajar huye de carabineros y se esconde en la galería Diego Portales.

"Siempre tenemos que hacer lo mismo, porque o si no, nos quedamos sin nuestros productos y partir de cero no es nada gracioso. Los ambulantes que no tenemos permiso siempre nos ayudamos y nos avisamos cuando anda dando vuelta algún 'sapo'. Es la única manera de poder trabajar", aseguró el comerciante, quien junto a otros cuatro vendedores esperaban que pasara carabineros por la cuadra donde se ubican todas las mañanas.

Es así como la población de comerciantes ambulantes se divide en dos categorías, aquellos que cuentan con permiso precario, que según estimaciones del municipio llega a 162 personas, y quienes no cuentan con ningún documento y que según los cálculos de la Cámara de Comercio debe sobrepasar las 150 ambulantes.

Polémicos permisos

La fecha que propuso el municipio de Chillán para sacar al comercio ambulante del centro de la ciudad fue clara. El 1 de septiembre comenzaría a funcionar una intensa fiscalización por parte de los inspectores municipales, ya que la idea planteada en una reunión en julio era solo dejar a aquellos comerciantes que tuvieran sus permisos en regla.

"Cada uno de los comerciantes que nos instalamos con permisos pagamos ante el Servicio de Impuestos Internos un impuesto de casi $30 mil pesos, aunque para algunos es un poco menos, ya que depende de lo que uno vende. Así que la gente que tiene local establecido no puede decir que nosotros prácticamente estamos trabajando en la ilegalidad. Pedimos permiso y pagamos impuesto, qué más quieren", dijo Amalia Durán, una de las 23 personas que se instala todos los días en el paseo Las Palmas.

La mayoría de estos permisos son entregados por razones sociales o por problemas de enfermedad o discapacidad y se dividen por rubros como ropa, joyas, alimentación, paquetería, bolsos, artesanía, entre otros.

"Uno puede ganar un día 10 o 20 mil pesos, pero parte de esa plata uno la vuelve a invertir comprando ropa o lo que uno vende. Esto no es para hacerte millonario, además cuando llueve uno no se instala y es un día menos sin dinero. Si nosotros estamos acá, no es por diversión, sino que por necesidad, y si alguien quiere le cambio un día para que venga a reemplazarme", propuso Amalia, quien lleva 4 años en el comercio ambulante.

Del total de permisos precarios, el 51,2% pertenece al rubro de productos de paquetería y bazar. El resto se reparte en alimentos, artesanía, ropa, artículos de celular y otros.

"Somos gente que queremos trabajar tranquilamente, nada más. Quedamos sorprendidos cuando leímos que nos iban a sacar, porque tenemos todos los documentos. Mi permiso se saca mensual, así que igual estoy nerviosa porque ya se termina septiembre y no sé si me lo van a renovar", sostuvo Alejandra Muñoz.

Nace el problema

En los años ochenta la cantidad de población comercial que deambulaba por las calles era casi nula. La erradicación de este tipo de venta callejera partió en conversaciones entre la agrupación del comercio establecido y el alcalde designado, Rosauro Martínez.

Luego, con la llegada de la democracia, se siguió tratando de sacar a los ambulantes y los acercamientos con el alcalde Mario Arzola y posteriormente Aldo Bernucci, no dieron resultados.

"Esto se escapó de las manos cuando el año 1996 se construye el Mall Plaza El Roble. Previo a eso, a los comerciantes que estaban en la vía pública los trasladaron al patio donde hoy se construyó el mall, pero cuando se instaló este centro comercial a esos comerciantes los trasladaron a un local que está en 5 de Abril, entre calle Arturo Prat y Cocharcas, para permitir la construcción del mall, pero luego el alcalde empezó a otorgar permisos para quienes estaban en la calle y los que estaban adentro de este sitio se sintieron engañados y pasados a llevar, así que se fueron de este lugar para nuevamente vender en las calles", relató Alejandro Lama, presidente de la Cámara de Comercio de Chillán.

Ese momento lo identifican como la génesis de la entrega de permisos precarios. "A partir de ese minuto lo legalizó el alcalde Bernucci, con sus permisos precarios, y los otros alcaldes han mantenido esa mala costumbre", recalcó Lama.

Si bien en un inicio la competencia entre la venta callejera y la establecida era desigual, a raíz de los impuestos que estas últimas pagaban, luego la molestia pasó a convertirse en un tema de ciudad.

"No registramos merma por el comercio ambulante. Hace un tiempo atrás era notorio y hoy es más bien marginal, no es un problema del comercio, es un problema de la ciudad, es un problema de la gente que transita por la veredas, que esto de alguna manera favorece la delincuencia, por lo estrecho de las calles y también perjudican la imagen de la ciudad al exterior y queremos hacer una ciudad turística y eso no nos ayuda", indicó Alejandro Lama.

El mapa del comercio ambulante de Chillán da cuenta que la mayor cantidad de vendedores está inserto en calle Maipón, entre Isabel Riquelme y Sargento Aldea, tanto en sus veredas norte como sur, en esta misma calle pero en la extensión que va entre 5 de Abril y Arauco.

"Son años sufriendo esta competencia desleal que ya está asumida y no solo el comercio se ve perjudicado, sino que también la ciudad. Creo que los alcaldes no debieran tener atribuciones para otorgar permisos precarios, debieran tener a lo menos el visto bueno de concejales, para que así todos se hagan partícipes de la decisión, pero dejarle a una persona la facultad de decidir si le da o no para vender en la calle hace que la presión hacia esa persona sea brutal", indicó Alejandro Lama.

"no comencé con esto"

Para el ex alcalde Aldo Bernucci, el problema del aumento del comercio ambulante parte mucho antes que cuando él asume como primera autoridad, cuando éstos eran controlados por el sindicato que tenía estos vendedores.

"Alejandro Lama parece que no vive en Chillán, ya que los ambulantes estaban hace 22 años vendiendo en la calle, como los que estaban frente a la Plaza Sargento Aldea, y no es un problema creado por mí, sino que es una cosa social que viene hace mucho años atrás. Efectivamente di permisos, y llegamos a un máximo que eran 196 y eran controlados por los ambulantes, ya que ellos pedían las listas y tengo entendido que en un momento llegó a 300, pero eso no es responsabilidad mía sino que del actual gobierno municipal", subrayó el abogado Aldo Bernucci.

"No registramos merma por el comercio ambulante. Hace un tiempo atrás era notorio y hoy es más bien marginal, no es un problema del comercio, es un problema de la ciudad".

Alejandro Lama, Presidente de la Cámara de Comercio de Chillán

51,2% vendedores Ambulante trabajan con artículos de paquetería. En tanto, la mayor cantidad de vendedores se sitúa en calle Maipón, entre Isabel Riquelme y Sargento Aldea.

162 Permisos Precarios son los que se han dado durante este año a los comerciantes que venden en las calles. Durante el gobierno de Aldo Bernucci estos llegaron a 196, dijo el exalcalde.