El trabajo realizado por la organización del Mundial Sub 17 de Fútbol en Chillán, fue bueno. Mejor dicho, es bueno, porque no termina aún la presencia del buen fútbol juvenil y el domingo tendremos otro partido de interés, esta vez correspondiente a cuartos de final.
¿Cuántos se habrán arrepentido de no haber comprado los abonos para este torneo cuando se hizo la promoción con un 40% de descuento? Las empresas e instituciones, en especial, tuvieron una gran oportunidad para hacer un buen regalo a sus clientes o asociados. Pero, además, debemos aprender la lección y adaptarnos a los nuevos sistemas que la tecnología nos impone.
El torneo sub 17 es el más importante que organiza la FIFA en el 2015. Son las estrellas que comienzan a brillar en el firmamento deportivo. Son los talentos que aprovechan estas vitrinas para lucirse. Y, por lo tanto, son espectáculos inolvidables, entretenidos.
Chillán se preparó con tiempo y siguió al pie de la letra las recomendaciones y exigencias de la FIFA. Los organismos públicos, los deportivos, las instituciones, el comercio, las entidades sociales se prepararon a conciencia para presentar su mejor rostro. La imagen de Chillán fue creciendo a medida que se acercaba el torneo.
Después, la afición dio muestras de madurez y de cultura. Y eso es lo que más orgulloso me tiene. Por ejemplo, en el partido contra México, el himno del país visitante fue respetado rigurosamente. Luego, la interpretación con el alma de nuestro himno nacional, a voz en cuello por un estadio vestido de rojo por la familia ñublensina. Y el aplauso final, con sentido de ovación a los justos vencedores, demostró al mundo entero que hemos alcanzado los niveles de cultura deportiva que debe imperar en los estadios y en la vida pública general.
Chillán vive todavía momentos de justa satisfacción, de orgullo verdadero y de gran sentimiento de bienestar por lo que estamos protagonizando. Por el nivel de cultura social que estamos alcanzando. Hemos sido capaces de construir, entre todos, un conglomerado humano que sabe divertirse en conjunto, que sabe recibir a los visitantes con los brazos abiertos y que demuestra que está preparado para cualquier tipo de evento que se nos asigne.
Chillán, con su trabajo bien hecho, ha convertido esta sede mundialista en una constante fiesta familiar del deporte y en un acogedor destino turístico para los que vinieron y que regresan ahora a sus respectivos países, convertidos en amigos.
Miguel Ángel San Martín Periodista.